La nueva presidencia de Donald Trump, asumida el 20 de enero de 2025, marca el retorno de un enfoque proteccionista y nacionalista en las políticas de Estados Unidos. Este segundo mandato genera diversas expectativas y proyecciones sobre su impacto, especialmente en la economía y la industria de la construcción en Latinoamérica. A continuación, se analizan las posibles repercusiones de esta nueva administración en la región.
Según la opinión de expertos internacionales, la política comercial de Trump probablemente mantendrá su énfasis en la aplicación de aranceles y barreras comerciales. Si se reactivan o intensifican las restricciones a las importaciones de acero y aluminio, países como Brasil y México, que tienen una alta participación en estos sectores, podrían enfrentar nuevamente desafíos significativos. Estas medidas podrían traducirse en menores ingresos por exportaciones y aumentos en los costos de materiales esenciales para la construcción.
Además, las posibles tensiones comerciales entre Estados Unidos y China, renovadas por Trump, podrían generar inestabilidad en los precios internacionales de materiales como acero, cemento y componentes eléctricos. Esto afectaría directamente a los costos de importación en Latinoamérica, complicando el desarrollo de proyectos de infraestructura.
Si Trump adopta medidas similares a las de su primer mandato, como un arancel del 25% sobre materiales importados, es previsible un incremento en los precios de materiales básicos para la construcción. Esto podría encarecer proyectos clave en Latinoamérica, desde viviendas hasta infraestructura pública, afectando tanto a gobiernos como a empresas privadas.
Adicionalmente, las interrupciones en las cadenas de suministro globales, ya vistas anteriormente, podrían repetirse, generando sobrecostos y retrasos en proyectos. Este escenario obligaría a las empresas constructoras a buscar proveedores alternativos o a priorizar el uso de materiales locales, con implicaciones en la calidad y los plazos de ejecución.
Ante los posibles desafíos que plantea esta nueva presidencia, la industria de la construcción en Latinoamérica tendrá que reforzar estrategias de adaptación. Esto incluye diversificar mercados, priorizar la producción local y adoptar tecnologías que permitan optimizar recursos y reducir costos.
En este contexto, es probable que los gobiernos de la región también incrementen sus inversiones en infraestructura como una medida para estimular sus economías. Además, la cooperación regional podría fortalecerse, buscando alternativas a las restricciones comerciales impuestas por Estados Unidos.
En conclusión, el segundo mandato de Donald Trump trae consigo un panorama de retos y oportunidades para la industria de la construcción en Latinoamérica. Si bien las políticas proteccionistas y los conflictos comerciales pueden generar incertidumbre, la capacidad de adaptación y la creatividad de las empresas de la región serán claves para enfrentar este nuevo capítulo en las relaciones económicas globales.