Aplicar BIM en un proyecto es una carrera de largo aliento. La planificación inicial, visualizando siempre la meta, es el proceso donde más invertimos tiempo por lo que debemos plantearnos objetivos acordes a tus necesidades y capacidades en el desarrollo BIM para así responder a los requerimientos del proyecto o mandante.
Como guía para enfocar tus lineamientos BIM tenemos en Chile el EBPP (Estándar BIM para Proyectos Públicos, Intercambio de Información entre Solicitante y Proveedores, Junio 2019) basado en normativa y guías internacionales y nos propone los 25 Usos BIM definidos en las BEP Guide de Penn State (Building Information Modeling Project Execution Planning Guide v2.2, Abril 2019), además recomiendo el siguiente documento de la misma universidad, The Uses of BIM (The Uses of BIM, September 2013) que define los propósitos BIM como recopilar, generar, analizar, comunicar y fabricar.
Además, cada proyecto tiene características particulares que podrían modificar las estrategias de formas drásticas inclusive entre participantes dentro mismo proyecto. Cada uno tendrá objetivos particulares dentro del proyecto respondiendo a su propia especialidad. Estos objetivos BIM que te propongas deben ser medibles para dar el paso a la optimización. Diagramar tus flujos de trabajo, pero siempre de manera viva, es decir recogiendo los cambios ocurridos durante todo el proceso te permitirá encontrar los puntos críticos, fallas y oportunidades para una mejora constante.
La verdadera revolución del BIM es que nos posiciona en un entorno de colaboración en etapas temprana y al estructurar sobre todo procesos de intercambio de información actúa como traductor y aglutinante entre los diversos y dispersos agentes de la AECO, nos permite a cada cual potenciar el desarrollo de su propia especialidad e integrarnos con el resto de los participantes desde los mandantes hasta e inclusive los futuros usuarios.
La verdadera revolución del BIM es que nos posiciona en un entorno de colaboración en etapas temprana, al estructurar procesos de intercambio de información, este actúa como traductor y aglutinante entre los diversos y dispersos agentes de la AECO, permitiéndonos a cada cual potenciar el desarrollo de su propia especialidad e integrarnos con el resto de los participantes desde los mandantes hasta e inclusive los futuros usuarios en un entorno común de datos (CDE).
Disminuyen drásticamente los errores por mala interpretación de información que cada quien hacía desde su manera. Ahora tenemos un modelo común, una base de datos compartida y con los beneficios de la nube, en tiempo real. Las reuniones de coordinación ahora son para resolver.
Lo más destacable es poder prever lo que ocurrirá con la edificación durante todo su ciclo de vida y anteponerse a las dificultades encontradas. Diría que lo más interesante está en incorporar BIM en etapas tempranas de desarrollo previas a la ejecución, en donde podemos realizar incontables simulaciones y análisis, por ejemplo, tendremos más oportunidades para proponer mejoras en desempeño energético, mantenciones, comportamiento estructural a largo plazo o simulaciones de procesos constructivos sin incurrir en sobrecostos de un proyecto ya en ejecución.
Para mejorar estos procesos de análisis necesitamos datos, lo más importante a mi modo de ver son los datos de fases de ejecución llegando al Modelo de Gestión y Mantenimiento. Como ejemplo levantar detalladamente los problemas de postventa para luego analizar y utilizar esos resultados en el desarrollo de nuevos proyectos similares y así dejar de cometer errores, que muchas veces cometemos una y otra vez sin notarlo.
Gestionar la comunicación entre los diversos agentes es crucial, los tiempos actuales son ágiles y en BIM se requieren más dedicación en etapas de planificación, esto se contrapone a la forma tradicional pre-BIM donde el proyecto va recorriendo etapas como en una línea de tren de estación en estación y ponemos mayor esfuerzo en etapas de ejecución. Con BIM muchos de esos procesos ocurren antes y además van en varios carriles zigzagueantes entre cruzándose a distintas velocidades para lograr objetivos diversos.
Comunicar los requerimientos de cada especialidad lo antes posible y que estos puedan ser incluidos en las etapas de planificación y diseño tendrá la menor repercusión en tiempo o costo versus asumir esos cambios en etapas de ejecución. Debemos seguir ejemplos como definir zonas por donde se diseñarán los trazados de especialidades críticas para desde un inicio comenzar con los espacios y distanciamientos normativos necesarios o llegar a coordinar y anteponerse de tal manera que no se generan inferencias no planificadas, es lo único que nos permite acercarnos a la (pre) fabricación digital.
Y no olvidar que BIM es un proceso vivo, tal como el ciclo de vida de una edificación, aplicable desde su concepción hasta su demolición o futura reforma. Debemos mantener el modelo vivo e ir recolectando todos los cambios en planificación, diseño, ejecución y operación, con sus avances, retrasos, llegando a un gemelo digital, pero con la bitácora de navegante incluida. Si no los beneficios del BIM mueren con un modelo desactualizado o con información no válida.