A Veces vamos tan rápido por la vida, demandándolo todo, que nos olvidamos de lo esencial, que es preocuparnos por lo que somos, lo que hemos aprendido, incluso de los errores y fracasos, aprender a tener buen trato, a no ser conflictivo a dejar una hermosa huella, a que las personas nos reconozcan por las habilidades blandas que poseemos y eso más allá del cúmulo de conocimientos adquiridos y de disponibilidad creciente, detenernos a reflexionar sobre qué nos mueve, que no es sólo la tecnología, la digitalización ni la inteligencia artificial lo que nos hace ser mejores profesionales, es ser empático, el conectar nuestras capacidades con las necesidades de la empresa, de los colegas y de los clientes.
Usualmente decimos que eso no se enseña en la Universidad, que lo traemos desde la casa, pero eso no siempre es así, a veces nos cruzamos con maestros que sí nos enseñan a escuchar, observar, ser reflexivos y analíticos, sin asustarnos y sin angustiarnos, sólo con sabiduría, paciencia y habilidad para influir y ser asertivo.
Eso resume en parte una trayectoria profesional de más de 50 años de este ingeniero forestal que dedicó su vida a la academia, y que se expresaron en las palabras de despedida de muchos colegas y ex alumnos que mostraron su aprecio, destacando los atributos que nos legó el maestro Antonio Vita.
Estas cualidades de liderazgo genuino se pueden fomentar a través del ejemplo, sobre todo cuando se ha tenido cerca a personas como él, que siempre demostraron respeto y expusieron con argumentos sus puntos de vista en todas las actividades que desarrollaba. “Eso no era ser débil, era ser sabio”, es saber negociar, convencer, ceder, adaptar; todas acciones muy necesarias para el desarrollo de los sectores productivos.
En una mirada más amplia, los sectores productivos se imponen por su importancia económica o social, aunque a veces ha sido su huella ambiental lo que los va marcando en su camino, así van creando una percepción en la opinión pública.
Entonces al comparar al maestro Vita, quien recién nos acaba de dejar, con el sector forestal, se me ha puesto la idea, más bien la esperanza, de que el sector forestal maderero, sea alguna vez reconocido utilizando los mismos conceptos con los que todos hemos expresado nuestra despedida al maestro: sabio, prudente, de buen trato, querido y defendido por la opinión pública. Para que esto pase, nos falta observar y transmitir más, ver el vaso medio lleno con los aportes que el sector productivo hace a la sociedad, y que se note el esfuerzo por cometer menos errores y poner más empeño para que se sepa cuánto nos importa la biodiversidad, el cuidado al medio ambiente, la conservación y la producción sustentable, y cuánto somos capaces de hacer por una sociedad más justa y equilibrada.
Tal como el interés del maestro por investigar en las zonas áridas y semiáridas de Chile, dónde el foco no está en aumentar la riqueza, sino en disminuir la pobreza. Siempre presente en nuestro actuar querido profesor. Leer más