Para comenzar, digamos que el propósito en una organización representa su razón de existir, y es fuente de inspiración y de desafíos para todos quienes la conforman.
En cuanto al propósito personal, en palabras muy sencillas de Simon Sinek y su Golden Circle podemos decir que el propósito tiene que ver con el por qué o para qué hacemos lo que hacemos. ¿Qué es eso que hace o haría que te levantes como con un “resorte de tu cama” por la mañana?, y esta pregunta se responde a través de darnos cuenta de qué es aquello que a MI me importa, me moviliza, tiene que ver con mi esencia, con mis creencias…
Entonces, ¿es fundamental que mi propósito personal sea el mismo que el de la empresa donde trabajo? Y la respuesta es no. Esto es un mito, así como el pensar que tenemos que tener la misma causa con la empresa. La clave pasa por 3 factores: 1) Tener conciencia de cuál es tu propósito personal y cuál es el de la empresa, o al menos conocer sus valores; 2) La ética, y acá lo importante es que los valores y/o el propósito de la empresa no sean contrarios o atenten contra los tuyos; 3) Que la empresa permite que te despliegues en tu rol desde tu propósito también.
En particular, la industria de la construcción está tremendamente desafiada hoy en día, ya que juega un rol importantísimo en la sociedad desde el punto de vista del impacto económico, social, ambiental y de sostenibilidad. Desde este lugar, y dadas las generaciones actuales de profesionales que están cada vez más conectadas con dichos impactos, se hace fundamental que las organizaciones se hagan conscientes de sus valores e idealmente de su propósito.
2) ¿Cuáles son algunas formas prácticas en las que las organizaciones pueden ayudar a sus empleados a descubrir y alinear su propósito personal con el propósito de la empresa?
Para responder esta pregunta, primero me gustaría aclarar algunos conceptos tales como que no todas las empresas necesariamente tienen un propósito que descubrir y eso está muy bien también.
Tengo un viejo amigo llamado Aristóteles, que yo creo que la mayoría de ustedes lo conoce o lo ha escuchado alguna vez. Este querido filósofo griego dijo que el propósito de todos los seres humanos es ser feliz, y yo estoy completamente de acuerdo con esto, solo que acá la complejidad pasa por descubrir en lo más profundo de nuestro ser, qué es aquello que a MÍ me hace feliz y que con altísima probabilidad nada tiene que ver con lo que le hace feliz al vecino. Por lo mismo, cuando entramos en estos asuntos con mis coachees, siempre les digo que el viaje es hacia adentro y no hacia afuera. Esto tiene que ver con el propósito personal y un buen proceso de coaching personal y/o uno grupal sin duda pueden ayudar a las personas a descubrir su propósito.
En las empresas, el concepto es más o menos parecido en cuanto a que el viaje del propósito, es el camino para descubrirlo. Ahora, tal como les decía más arriba y a costó de encontrar bastantes discrepancias de parte de mis colegas que están insertos en el mundo del propósito, últimamente se ha llegado a la conclusión de que no todas empresas tienen necesariamente un propósito que descubrir y entonces, hoy se habla de las organizaciones Qué, las Cómo y las Para qué o Por qué. Aquí nos volvemos a encontrar con el Círculo Dorado de nuestro amigo, a estas alturas, Simon Sinek.
Las empresas tienen muy claro lo que venden y les apasiona profundamente vender lo que venden, por ejemplo, una viña que vende vinos deliciosos.
Las empresas son aquellas que tienen claro su qué y les importa mucho el cómo lo hacen, es decir, su propuesta de valor, los procesos, la atención al cliente. Hoy, en la industria de la construcción, se habla de la “Construcción 4.0”, es decir, es una industria más digitalizada, tecnologizada y robotizada. Por lo tanto, me atrevo a decir que el cómo es fundamental hoy en la industria de la construcción.
Y finalmente están las empresas Para qué, qué tienen claro su propósito, además de su qué y su cómo. Por supuesto que las empresas del rubro de la construcción pueden estar acá también.
Dicho lo anterior, el viaje del propósito, o el camino para descubrir el propósito en las empresas pasa por una serie de 5 etapas, dentro de las cuáles es fundamental incorporar a toda la organización y si está bien hecho y bien acompañado, es un proceso que debe ser hecho bien a conciencia, lo cual no implica que no pueda tener necesarios momentos de liviandad en las distintas reuniones de equipo. Las 5 etapas son: 1) Medir el grado de consciencia de propósito en la organización; 2) Establecer el marco valórico que sólo aplique a su organización; 3) Evaluar la conexión y coherencia de los valores con el propósito; 4) Conectar la estrategia, el liderazgo, la comunicación y los sistemas con el propósito y 5) Implantar el propósito en la organización de manera consciente y consistente.
Es importante tener en cuenta que, en este proceso o viaje, algunos colaboradores se darán cuenta de que no están alineados con los valores de la organización o viceversa. Por lo tanto, el viaje del propósito en la empresa es también una forma de ayudar a los empleados o colaboradores a descubrir su propósito.
Agradezco muchísimo esta pregunta, porque es muy difícil entender el propósito personal sin pasar por la espiritualidad. A muchos les podrá asustar esta palabra o quizás pensar que qué tendrá que ver la espiritualidad con los negocios. Pero esa necesidad o anhelo que tenemos de contribuir a un otro es a través de la trascendencia o espiritualidad. Tiene que ver con entender que todos estamos conectados con algo más grande que nuestra razón no puede entender...pero que sí lo podemos sentir. Esta necesidad es algo que está, y que, si no nos hacemos cargo de ella, empieza a pesar como una mochila llena de piedras.
En la misma línea, es importante entender que el propósito no es algo mental, no pasa por nuestro cerebro, sino que más bien es algo que nos inspira desde dentro, por lo tanto, pasa más por nuestro mundo emocional y por nuestro cuerpo y luego somos capaces de incorporarlo racionalmente.
Las personas que viven desde el propósito, son personas que creen que pueden contribuir con su trabajo a algo mayor, que creen que pueden ser felices* en el camino, y que pueden vivir de lo que aman.
Con respecto a la felicidad, me gustaría aclarar este concepto y sacarlo de una definición que en general es más bien naif. El concepto de felicidad es bastante más profundo que estar muertos de la risa todo el día y nada tiene que ver con una caricatura de película de cuentos de hadas del tipo “vivieron felices para siempre”. La felicidad es un estado y por lo tanto es bastante mayor a una situación complicada o dolorosa por la que estemos pasando. A modo de ejemplo, puedo estar muy triste por la muerte de un ser querido y a pesar de eso ser feliz. La felicidad es más bien una decisión y está muy vinculada a la emoción de la gratitud.
Desde la vereda del coaching ontológico, identificamos que las personas tenemos una coherencia en 3 ámbitos que son directamente proporcionales e interdependientes y estos son emoción, cuerpo y lenguaje. Por lo tanto, si ya dijimos que podemos descubrir nuestro propósito desde nuestro cuerpo y emociones, necesariamente un proceso de coaching que esté alineado con los conceptos aquí mencionados puede sin duda ser un tremendo aliado para los colaboradores y la organización.