Un cambio que irrumpe en diversos ámbitos y sectores productivos, dando origen a nuevos modelos de negocio: es la promesa de la revolución tecnológica digital. Modelos de operación que se construyen a partir de la integración de los mundos físico y virtual, son posibles a través de las redes, la alta conectividad y la capacidad de procesar grandes volúmenes de información. Esta promesa no deja de ser tentadora, pero parece más fácil de alcanzar en negocios que nacen con este nuevo paradigma, a través del impulso a la transformación digital de las empresas tradicionales.
Cifras relacionadas con competencias para la economía digital en Chile son preocupantes: un estudio de la OCDE señala que un 42% de los chilenos no tendría las competencias básicas para la economía digital y que un 53% de los empleos podrían desaparecer debido a la automatización.
No cabe duda de que esta revolución tecnológica está cambiando significativamente el “cómo hacemos el trabajo”, impactando en los modelos de producción, demandando a su paso una transformación en las competencias laborales, en los modelos organizacionales y en los métodos de gestión, para los cuales, tal vez, no estamos tan preparados.
La reconversión laboral y el desarrollo de competencias digitales son así un gran desafío para el país, no sólo para los trabajadores y ejecutivos, sino para toda la sociedad.
Preparando una presentación, me encontré con un estudio de Accenture y Fundación País Digital, “Future Workforce” que indicaba que Chile podría desaprovechar hasta US$13 mil millones en crecimiento acumulado del PIB en los próximos diez años si no se alinean las demandas de desa- rrollo de capacidades para el futuro laboral, con la oferta de programas de formación.
La experiencia que he tenido en el impulso a la transformación digital, por ejemplo, en proyectos de inversión comenzó justamente así, con programas de capacitación y desarrollo de habilidades digitales que permitieran a los equipos entender las nuevas tecnologías y, con ese aprendizaje, buscar formas de trabajo interno. Y con empresas colaboradoras, desafiar los modelos operativos existentes y buscar métodos más eficientes haciendo uso de las tecnologías.
La integración de BIM, AWP, AR, RV, IoT, AI y muchas de las tecnologías que están disponibles, pueden cambiar significativamente la forma en cómo hacemos nuestro trabajo hoy en día. El ya conocido caso de Kodak ha sido motivo de numerosos estudios, pues siendo pioneros en fotografía digital y habiendo tenido una posición privilegiada de mercado, esta empresa no logró dar el salto ¿les faltó convicción a los ejecutivos?
Es momento de invertir en transformación digital, enhorabuena estamos viendo el impulso a nuevos sectores productivos para el país, hidrógeno verde, litio, energías renovables, pero parece que aún se duda en seguir impulsando la transformación digital en los sectores productivos tradicionales del país.
El costo de no invertir en desarrollar competencias digitales y no promover la transformación digital podría ser una trampa más que nos limite a avanzar hacia el desarrollo sostenible. Leer más