El hormigón es el material más consumido por la humanidad tras el agua y el primero manufacturado por el hombre. A partir de este hecho, la industria tiene importantes desafíos que deben ser vencidos, considerando su elevado consumo y necesidades de uso de recursos naturales en su composición, destacan en relación al tema de la sostenibilidad. Deseo subrayar el elevado consumo pues comparativamente a otros materiales menos consumidos en la construcción civil (acero, madera, etc.) de forma aislada él puede ser considerado sostenible.
Me gustaría compartir mi visión con los lectores de la columna de esta edición con relación a dicho desafío, teniendo como referencia muchos artículos ya leídos en la literatura, participación en grupos de trabajo internacionales a través de la FIB (International Federation of Structural Concrete) e IBRACON (Instituto Brasileiro do Concreto).
Si uno piensa en la composición del hormigón, el principal material componente es el cemento, que tiene importantes desafíos en relación a la descarbonización del material pues el “clínker” es formado a partir del calcáreo sometido a elevadas temperaturas en su proceso de producción, lo que corresponde a un alto porcentaje del producto final hormigón.
Según Malhotra 2010; Purnell 2013, la producción del cemento Portland consume dos veces los materiales para cada tonelada de cemento producido. De ser así, formar importantes estrategias a lo largo de los años y muchos esfuerzos por la industria de cemento Portland, indiscutiblemente están siendo realizados, como el mejoramiento de la eficiencia de los procesos productivos, quema de otros desechos que perjudicarían el medio-ambiente en sus hornos, uso de adiciones como la escoria de alto horno y la ceniza-volante, meta-caolín, entre otros, resultantes de la producción de otros materiales en sustitución al clínker. Más recientemente las investigaciones evolucionan y los llamados cementos verdes con geo-polímeros en su composición son otra importante forma de descarbonización.
Por otro lado, los consumidores de cemento Portland, en especial considerando sus usos técnicos, en las empresas de hormigón mecanizado e industria de prefabricados de hormigón, que representan de forma macro alrededor del 25% de la producción en un país como Brasil, por ejemplo, están adoptando el camino de desmaterialización, posibilitada por la innovación resultante de tecnología de nuevos materiales, aditivos y otras adiciones como, por ejemplo, las fibras que culminan en el uso de hormigones con mayor consumo de cemento, pero en menores volúmenes. Los proyectistas y constructores están caminando hacia soluciones constructivas cada vez más industrializadas, visando el consumo racional de materias primas, más precisión incorporando menos material en otras etapas del proceso productivo y con más tecnología, como el uso de hormigón pretensado, por ejemplo, reduciendo tasas de acero en el hormigón armado y ampliando espacio en las edifi caciones.
El uso inteligente del hormigón, con menos material y más tecnología, está en una losa pretensada, llamada losa alveolar, que tiene reducido consumo debido a los alvéolos aun considerando que su concreto tiene un consumo en kg/m³ mayor. En una sala de clase, por ejemplo, el hecho de ser pretensada posibilita con menos pilares, un mayor número de escritorios en la misma sala de clase, o sea, más estudiantes atendidos en el mismo espacio. También es una cuestión de la dimensión social de la sostenibilidad. Según la GCCA (Global Cement and Concrete Association) en su roadmap, el 22% del total de emisiones en los próximos años serán reducidos a través de proyecto y construcción más eficientes. La declaración de FIB para la sostenibilidad indica, además de otros importantes aspectos, que la industrialización y la prefabricación en hormigón son caminos que deben ser tomados.
La prefabricación en hormigón trae otras importantes cuestiones como mezcladores de alta efi ciencia en la producción del hormigón, uso de formas metálicas reutilizables, consumo de energía renovable, reducción de apuntalamientos en el proceso constructivo, integración de proyectos, con producción y montaje, más digitalización en sus interfaces con resultados más asertivos, posibilidades de la integración de otros subsistemas ya en la industria. Preguntas que debemos hacer en la calidad de consumidores y usuarios de los sistemas constructivos y materiales disponibles se refieren a rendimiento y mantenimiento, durabilidad y vida útil. ¿Cuánto tiempo queremos que dure determinado emprendimiento, a qué costo y necesidad de mantenimiento, ya sea preventiva o correctiva? ¿Hay la necesidad de uso de protecciones especiales para una vida útil equivalente cuando seleccionamos?
Otras importantes formas que podemos abordar en este contexto en una columna futura son la circularidad, mayor uso de materiales reciclables y la captura de carbono.
Sin duda, son razones importantes para que tanto la iniciativa privada como el gobierno y la sociedad como un todo, se movilicen hacia la dirección de las mejores alternativas. El hormigón es y seguirá siendo, considerando todas sus posibilidades, un gran protagonista en las próximas décadas, con toda evolución tecnológica a lo largo de su historia y utilizado cada vez más de formas más inteligentes. Leer más