¿Qué consejo darías a las empresas del sector de construcción e infraestructura para incorporar prácticas de bienestar y salud mental que favorezcan la igualdad de género?
Para que la construcción avance hacia la igualdad de género, es necesario transformar sus prácticas tradicionales, reconociendo que el bienestar y la salud mental son derechos fundamentales. Esto significa crear un ambiente en el que tanto hombres como mujeres puedan expresar sus experiencias sin miedo a ser juzgados, y superar los sesgos que históricamente han masculinizado el sector.
Este cambio debe comenzar por romper con la idea de que la construcción es exclusivamente un espacio masculino. Es clave implementar políticas que respeten la dignidad y las necesidades específicas de las mujeres, valorando sus contribuciones sin considerarlas una excepción. Los programas de bienestar deben diseñarse con conciencia de género, adaptándose a las realidades de vida de cada persona para que hombres y mujeres prosperen laboralmente sin sacrificar su vida personal. Además, es esencial establecer políticas de igualdad salarial y de acceso equitativo a oportunidades de desarrollo. Esto generará un entorno justo, beneficiando la salud mental de todo el equipo.
¿Qué habilidades clave en liderazgo y autoempoderamiento consideras fundamentales para que niñas y mujeres puedan superar las brechas de género en el ámbito laboral y empresarial en la construcción?
La percepción de que el sector de la construcción no es para ellas, puede hacer que niñas y mujeres subestiman sus habilidades. Para cerrar esta brecha, es necesario implementar perspectiva de género que permita crear espacios seguros donde desarrollen competencias que las empoderen frente a estructuras dominadas por hombres.
La autoconfianza es fundamental: las mujeres deben tener la certeza de que sus capacidades son tan valiosas como las de sus colegas varones. Para lograrlo, el sector debe promover la conciencia de género y generar espacios en los que las mujeres se sientan capaces de transformar sus entornos. La resiliencia, entendida como la capacidad para enfrentar crisis y desafiar normas restrictivas, también es esencial. Igualmente, la habilidad de negociación es clave: las mujeres no deben pedir como minoría, sino exigir como alguien que tiene el mismo derecho a ocupar el espacio.
En cuanto al liderazgo femenino, es crucial visibilizar mujeres referentes en el sector, fomentar redes de apoyo y mentoría entre mujeres de distintas generaciones. Al trabajar los sesgos de género y reconocer las características individuales, se fortalece el liderazgo en el sector, permitiendo que las personas desarrollen un estilo de liderazgo auténtico, independiente de su género.
¿Cómo influye la perspectiva de género en el éxito de los negocios y cómo has llevado esta visión a tus propias iniciativas?
El éxito de los negocios va más allá de las ganancias: debe estar alineado con la justicia social. Las empresas que trabajan con perspectiva de género no solo actúan éticamente, sino que redefinen el concepto de “éxito”, convirtiéndose en agentes de cambio. Incorporar esta visión permite evitar la reproducción de estructuras de poder que han excluido a las mujeres, y crea equipos más diversos, innovadores y eficaces en la resolución de problemas, lo cual se traduce en una ventaja competitiva.
He implementado esta perspectiva de género a través de programas como Dreamcare, que, mediante IA, proporciona herramientas para mejorar el bienestar de las mujeres. Esto no solo contribuye a su desarrollo personal y profesional, sino que impacta positivamente en la empresa, promoviendo la autonomía económica de las mujeres y reduciendo las brechas de género vinculadas a la maternidad.