En las columnas anteriores hemos revisado el desafío aún pendiente de terminar con los accidentes, sobre todo los graves y fatales en la construcción. Las nuevas tecnologías nos entregan la oportunidad para continuar avanzando en esta materia. También comentamos que la mejor estrategia preventiva es el desarrollo de la cultura seguridad, y como la digitalización apoya esta transformación cultural.
En esta oportunidad revisaré el insustituible rol del liderazgo para esta doble estrategia; desarrollar la cultura de seguridad y la incorporación de tecnologías que potencien de manera efectiva la prevención de riesgos.
Toda iniciativa de cambio en una organización requiere el compromiso decidido de sus líderes quienes deben movilizar a todos en los nuevos objetivos y la forma de alcanzarlos. Mientras más grande y compleja es una empresa, más difícil será salir de la inercia (la forma habitual de trabajar), y cambiar la cultura para introducir los cambios requeridos. A su vez, la tecnología, por poderosa que sea, requiere de líderes que sepan cómo integrar a la operación y cultura de la empresa. Es así como el liderazgo se convierte en el eje central del cambio.
Algunas formas en las que los líderes pueden apoyar estas iniciativas son:
Estas son solo algunas de las formas en las que los líderes pueden contribuir al desarrollo de la seguridad de sus empresas.
Para lograr el cambio es clave realizar de manera sistemática estas acciones, los hábitos se construyen por repetición. También debe haber coherencia entre lo que se predica y lo que se practica. No podemos hablar en una reunión sobre seguridad, y después visitar una obra sin detener actividades que no respetan los protocolos. O promover la digitalización, y al mismo tiempo ver a los gerentes realizando inspecciones en papel. Los líderes son el ejemplo que todos miran para definir los comportamientos propios.
Por último, me parece clave pasar de las palabras a la acción. Es fácil decir que estamos comprometidos con la seguridad, para luego seguir haciendo lo mismo. El compromiso con la seguridad requiere recursos, tiempo, tecnologías, innovación y persistencia, en todos los niveles. Mientras más arriba es mayor será la influencia y la responsabilidad en esta materia.