La tecnología del hormigón avanza y con los tiempos debe avanzar su aplicación, en Chile casi el 70% de las construcciones se realiza utilizando hormigón, lo que podría ser una cifra importante si avanzamos, por ejemplo, en la solución del déficit habitacional.
Los diseñadores pueden verse enfrentados a la decisión de utilizar hormigón visto arquitectónico en reemplazo del muro tradicional revestido, el revestimiento suele ser abordado en la etapa de terminaciones y es un trabajo artesanal por lo que son partidas que muchas veces generan demoras y errores. Por este motivo, es que es importante que especificadores se abran a otras soluciones que aportan al proyecto desde varios ámbitos: 1) menores tiempos de ejecución, 2) menores residuos, 3) menos mano de obra, 4) menores emisiones de CO2 al ambiente, teniendo también menores costos totales, siempre y cuando el hormigón visto sea bien ejecutado.
Desde la perspectiva de la mezcla, esta no presenta consideraciones distintas de las de un hormigón tradicional, solo que se contiene más finos y se coloca con una mayor docilidad. Edificios íconos en Chile han sido construidos con esta solución, el MIM, la municipalidad de Recoleta, el edificio de la aduana a la entrada del aeropuerto de Santiago o el edificio sede del colegio de ingenieros en Providencia son ejemplos de ello. Requiere sí una buena coordinación entre constructora y proveedor de hormigón pues se deben acordar detalles, por ejemplo no cambiar el origen de las materias primas y así evitar cambios de tonalidades que pueden afectar la terminación.
Recientemente terminamos una simulación para comparar ambas soluciones, a propósito de la nueva normativa térmica nacional probablemente se deban revisar estos resultados, pero el estudio arrojó interesantes conclusiones que les presentaré más adelante.
Cabe destacar la guía ET005-07 publicada por el ICH, CRITERIOS DE ACEPTACIÓN DE SUPERFICIES MOLDEADAS EN ELEMENTOS DE HORMIGÓN, el documento entrega elementos relevantes de comentar como el que el especificador debe incorporar el grado de terminación superficial. Existen 4 grados; 1) Grado 1: Hormigón a la vista arquitectónico, 2) Grado 2: Hormigón para empaste y pintura, 3) Grado 3: Hormigón a la vista para obras civiles y, 4) Grado 4: Hormigón de obra gruesa. Con estas definiciones de grados de terminación superficial, el constructor puede controlar los distintos defectos que pueden originarse y la guía además aporta tolerancias para su recepción, proponiendo mediciones objetivas de los defectos y favoreciendo el entendimiento entre arquitecto, ITO y constructora. Algunos de los defectos más comunes en los hormigones vistos son burbujas, pérdidas de aristas, segregación.
En cuanto a criterios relacionados al comportamiento mecánico y de durabilidad de estos hormigones, no hay importantes diferencias respecto al tradicional, si debe incrementar el curado para evitar fisuras y se sugiere realizar pruebas previas para poner el equipo a punto de modo de verificar efectividad de los vibradores, hermetismo y calidad de los moldajes, buen manejo de la mezcla durante la colocación y cuidados en la etapa post colocación, principalmente asociados al proceso de desmolde.
De vuelta a los resultados obtenidos en la investigación y simulación realizada para hacer una comparación cuantitativa, se obtuvo que, en términos térmicos, el hormigón visto debe ser reforzado con algún tipo de aislante si se trabaja en espesores menores. En los aspectos constructivos, ahorra un 13% de tiempo de ejecución, debido a que no se aplican revestimientos; sin embargo, su costo directo por m3 -que considera hormigón y moldaje robusto - podría alcanzar un 30% de incremento del hormigón visto respecto del tradicional con revestimiento. Esto podría confundir al momento de compararlos, pero no se debe olvidar los ahorros en tiempos totales y los beneficios de sustentabilidad que aporta el no tener revestimiento y para quienes disfrutamos ver una estructura de hormigón visto bien ejecutada, vale la pena evaluar la alternativa.