La generación de una vida armónica entre seres humanos invita a la colaboración. Desde Platón, y a pesar de la concepción griega de la mujer -que consideraba a la mujer el origen de los males disfrazado de belleza, que había que sobrellevar- se reivindica la igualdad de dos seres humanos como entes racionales, concepción que hoy, al menos de forma teórica, es difícil de contradecir. No es razonable, por ejemplo, dudar de la capacidad de una mujer, por el hecho de serlo, para ocupar puestos directivos, o de la capacidad de un hombre para ser enfermero. A partir de la filosofía se han desarrollado leyes, sistemas o propuestas para construir una convivencia justa entre hombres y mujeres. Y la verdadera naturaleza de la colaboración público privada.
La Teoría del Estado -o filosofía del Estado -, es una disciplina que tiene como objetivo definir el rol de éste, también sus limitaciones y condiciones éticas y legales. El Estado liberal surgió como resultado de una crítica al Estado monárquico absolutista, de los siglos XVII y XVIII. Una crítica contundente al sistema monárquico-feudal que tuvo su expresión más acabada en la frase del Rey Luis XIV: "El Estado soy Yo". Este liberalismo, como el movimiento feminista, no solo tiene una dimensión política, sino también económica y filosófica, pero, sobre todo: social.
Karl Marx, Jacques Rousseau, Montesquieu, Voltaire, Adam Smith, David Ricardo, Malthus, John Locke, Thomas Jefferson y una mujer entre muchas: Ayn Rand. Pensadores todos ellos que influyen en mayor o menor medida en la teoría anterior.
Olympe de Gouges (1748-1793) revolucionó profundamente con sus trabajos, entre ellos la “Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana”, sufriendo la misoginia de la época y cuestionando su salud mental… terminó decapitada.
Tanto Rousseau como Kant consideraban que las mujeres, al igual que los niños, estaban excluidas «por naturaleza» del derecho de ciudadanía. Los socialistas Karl Marx y Friedrich Engels recuperaron las ideas de Fourier en La Sagrada Familia, donde se sostienen que “los progresos sociales y los cambios de períodos se operan en razón directa del progreso de las mujeres hacia la libertad; y las decadencias de orden social se operan en razón del decrecimiento de la libertad de las mujeres...”. Engels escribió sobre la doble opresión histórica de las mujeres por parte del Estado y la relación matrimonial en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884). Expresó que, en la familia burguesa, "el hombre es el burgués y la mujer representa al proletario”. Esta obra será considerado una obra clave para el feminismo socialista. Lo anterior demuestra que, además de las relaciones de género, la filosofía y la política también se ocuparon de la relación del tipo de Estado y la mujer, hasta llegan a mezclar los dos elementos más relevantes (relación de género y convivencia entre el Estado y el privado) en el objetivo de la humanidad, que es la convivencia pacífica de los seres que la conforman.
Lo anterior me lleva a concluir una necesidad fundamental que enfatizó Voltaire, uno de los principales representantes de la Ilustración. Existe una relación inequívoca entre la tolerancia y el progreso de los pueblos, y la necesidad de que ésta presida una continua investigación y búsqueda de la verdad que no ha de incomodar a nadie.
Estoy segura de que muchas mujeres, como yo, han sentido una sensación similar salpicada de amargas gotas de intolerancia entre el menosprecio de género y el menosprecio de una autoridad pública por el representante de una entidad privada, o viceversa -el menosprecio a un funcionario del Estado como si de un contrincante se tratase, desde las empresas-. Ambas formas de intolerancia -de género y entre Estado y empresa- derivan en un desequilibrio entre partes que están destinadas a convivir con el único propósito de generar progreso y una sana sociedad de derechos y libertades. El Estado es garante de éstas, pero el sector privado se perfila, cada vez más, como responsable social y ambiental, bajo patrones escrutados exigentemente por el ojo público.