En América Latina y el Caribe (ALC), el déficit habitacional afecta a unos 55 millones de hogares, lo que equivale aproximadamente al 45 % de la población. De ese total, alrededor del 75 % corresponde a un déficit cualitativo — viviendas que ya existen pero presentan condiciones inadecuadas de habitabilidad, infraestructura básica, materiales, hacinamiento o falta de acceso a servicios (BID 2020). Esto significa que 3 de cada 4 hogares con déficit no necesitan necesariamente una vivienda nueva, sino mejoras en las existentes.
En el contexto peruano, más del 70% de las viviendas urbanas se construyen de manera progresiva, paso a paso, sin planificación técnica y en gran medida fuera de los marcos formales. Este proceso, conocido como Producción Progresiva de la Vivienda (PPV), ha permitido a millones de familias acceder a un techo, pero también ha generado altos costos económicos, sociales y ambientales en el largo plazo, que afectan tanto a las familias como al país.
Un aspecto fundamental en la transformación de estos procesos es la gestión eficiente de datos clave de las familias involucradas en viviendas de producción progresiva. Para ello, es crucial recopilar y analizar información sobre cuatro dimensiones:
Este conocimiento permite diseñar soluciones más efectivas, centradas en reducir costos y mejorar la calidad de las viviendas. Estudios recientes, como el elaborado por el Grupo de Análisis para el Desarrollo para Hábitat para la Humanidad, revelan que una familia que construye progresivamente gasta en promedio USD 61,449, frente a los USD 38,670 de una vivienda construida formalmente. El costo adicional, cercano a los USD 23,000, se relaciona no solo con materiales y mano de obra, sino también con el tiempo y los recursos invertidos, las pérdidas de productividad, gastos en salud derivados de viviendas precarias, y mayores emisiones de CO₂.
Al entender estas dimensiones, podemos promover modelos de producción progresiva asistida que integren la recopilación y análisis de estos datos. Así, se logra:
Para ello, en el Centro Terwilliger de Innovación en Vivienda fortalecemos a las MYPES constructoras y de servicios, promovemos soluciones financieras adaptadas a las necesidades de las familias, y articulamos políticas públicas que promuevan marcos regulatorios favorables, subsidios y alianzas estratégicas. La gestión efectiva de estos datos es clave para transformar la producción progresiva en un modelo más inclusivo, eficiente y sostenible, que no solo corrige ineficiencias sino que también abre nuevas oportunidades para hogares más seguros y un mercado de vivienda más dinámico y rentable.
En conclusión, entender y gestionar estos datos en las familias que viven en viviendas de producción progresiva es fundamental para reducir costos, mejorar la calidad y, en definitiva, promover un acceso equitativo a viviendas dignas para todos.