Tendencias del sector construcción

Más que piezas en serie: cómo el hormigón está transformando la construcción modular

Escrito por Carmen Muñoz, Columnista de Revista Negocio & Construcción | Sep 18, 2025 3:00:00 PM

El hormigón es un material que puede ser moldeado a casi cualquier forma, además tiene un excelente comportamiento de durabilidad, desempeño mecánico y de servicio, por lo mismo se utiliza con gran éxito en faenas mineras. Según la CChC, el 60% de los nuevos campamentos mineros en el norte de Chile incorporan módulos prefabricados. Y ¿tenemos la posibilidad de ampliar estos usos? Les dejaré la propuesta para ver si nuestras autoridades toman nota: viviendas sociales y viviendas de emergencia.

Está comprobado que trabajar con estructuras modulares en la minería reduce aproximadamente un 35% el tiempo de construcción, proporciona certezas respecto de la calidad y el control de terminaciones, es posible anticipar cualquier problema respecto de las instalaciones o singularidades, se reducen los residuos en cerca del 90% y se aporta con una reducción significativa de las emisiones de CO2 al ambiente, según estudios de hasta un 30%. La desventaja: la capacidad instalada de prefabricados y la posibilidad de llegar a un terreno -de difícil acceso o no - con módulos de gran tamaño. Por su parte, el desempeño mecánico y de durabilidad no tiene nada que envidiar a la construcción tradicional; por el contrario, se trabaja con una suerte de manual de armado paso a paso que asegura la calidad del producto terminado y que garantiza que el módulo tendrá las propiedades técnicas requeridas, de acuerdo, por ejemplo, a la normativa térmica vigente.

La construcción modular con hormigón está transformando la minería en Chile y el mundo. No es solo una moda tecnológica, sino una respuesta concreta a la necesidad de acelerar proyectos, reducir impactos ambientales y mejorar la seguridad, y esto es absolutamente compatible con los requerimientos de viviendas sociales y de emergencia. Cabe preguntarse: ¿por qué no ha sido posible implementar esta tecnología en la construcción de viviendas sociales en nuestro país de manera masiva?. La capacidad instalada debe ser mejorada con subsidios que permitan montar plantas de prefabricados de hormigón cercanas a obras, ya se ha hecho en otros proyectos - y seguir el ejemplo de la minería, que pone en marcha campamentos con estándares de confort térmico y desempeño mecánico de primer nivel.

En minería, los campamentos suelen ser temporales; en 5 o 10 años deberemos desmontarlos, y el hormigón no es tan compatible con eventuales rearmados. En este contexto, ¿por qué entonces se utilizan hormigones modulares en estructuras provisorias y no se utilizan con mayor fuerza en estructuras permanentes? Estos módulos podrían servir de base para una reconstrucción como la que se requiere en la zona de Viña del Mar y Quilpué, por ejemplo, y en cada emergencia nacional que sufrimos, y sin embargo no se ven autoridades proponiendo algo en esta dirección. Desde el ámbito técnico, me llama la atención que no se consideren las soluciones modulares como una alternativa y se mantengan firme en una reconstrucción a pulso que, sin duda, tardará muchos años.

Dentro de las posibles soluciones para el problema es trabajar con hormigones autocompactantes (HAC) para confeccionar piezas componentes de los módulos; solo por mencionar algunas virtudes a modo de ejemplo, mejoras cercanas al 30% en la resistencia de las juntas al trabajar con HAC y reducción de tiempos de montajes a la mitad y no requieren revestimientos de terminación. El HAC permite fabricar piezas de alta densidad de armaduras, compatibles con toda la normativa sísmica chilena, ya su vez mantener la homogeneidad del hormigón y cumplir requisitos de servicio.

La tecnología modular que hoy permite levantar campamentos mineros en zonas remotas puede ser la clave para resolver el déficit habitacional en Chile. Con un déficit de 650.000 viviendas —250.000 de alta prioridad—, el sistema tradicional avanza demasiado lento. Al preguntarle a una IA me arroja un cálculo simple, con 50 fábricas modulares produciendo 100 viviendas al mes cada una, se podrían entregar 60.000 viviendas anuales, cubriendo la necesidad prioritaria en 4 a 5 años. La tecnología ya está probada, es rápida y escalable. Lo que falta no es ingenio, sino una decisión estratégica y política: si la minería puede construir con precisión industrial, ¿por qué no hacerlo también con la vivienda social?