Tendencias del sector construcción

POSTERGAR DECISIONES ES UNA FORMA DE CONDENA EN MATERIA HÍDRICA

Necesitaríamos dos o tres vidas para conocer todo el trabajo que en materia hídrica se ha realizado en Chile. Los que de una u otra forma trabajamos en la realidad actual y recomponer antecedentes para estructurar ideas -algunas propias, otras de terceros- y convertirlas en proyectos beneficiosos para la sociedad, buscamos el contexto de partida para diseñar el objetivo futuro, y hacerlo de manera que resulte viable y responsable.  

¿El objetivo? Proporcionar el acceso al agua en cantidad y calidad adecuadas para el sustento humano, la salud y el desarrollo socioeconómico, considerando las particularidades ecosistémicas de cada cuenca y promoviendo la resiliencia frente a amenazas. Es la definición que se otorga de manera más o menos consensuada de Seguridad Hídrica.

¿El contexto de partida hoy? Un sinnúmero de instituciones, gobernanzas, permisos sectoriales, soluciones divergentes, oposiciones ambientales, calificaciones zonales, disputas por los derechos, ordenación territorial, políticas públicas, debates. Nada más enriquecedor que promover discusiones como a las que asisto y arrojan luces y sombras a mi -reconozco cada día más acotado- conocimiento. Pero hay que tomar distancia, y hay que tomar decisiones en torno a los proyectos de dotación de agua procedente de nuevas fuentes como la desalación y el reúso. La razón es dura y puedo resumir en dos impactantes síntesis de evidencia científica que no me dejaron impasible la semana pasada, y que invito a comprobar:

  • “The Tipping Points of Climate Change”, reveladora exposición en TED de Johan Rockström. 
  • El Informe a las Naciones CR2 «Seguridad hídrica en Chile: Caracterización y perspectivas de futuro».

Que el planeta está cambiando más deprisa de lo que inicialmente estimamos no es una novedad para ningún lector, pero nadie parece entender que nos encontramos en la década en donde nuestras decisiones -o las que no adoptemos- van a determinar el futuro de la generación inmediatamente posterior, y del resto de generaciones. De manera objetiva, con la evidencia científica más confiable que se puede entregar hoy: hemos alcanzado 1,2 °C de calentamiento global de la superficie terrestre, la temperatura más alta en la tierra en los últimos 100.000 años. Lo que más le preocupa a la comunidad de la ciencia es la aceleración del calentamiento -es un dato, para los negacionistas, tan real como la luz-, en los últimos 50 años. La estabilidad del planeta está en entredicho. La factura del sobrecalentamiento son los eventos extremos que serán cada vez más frecuentes (18% de PIB mundial a 2050 es el costo anual de dichos eventos). Si miramos 3 Millones de años atrás, nunca superamos los 2°C de calentamiento global.

Si evaluamos el comportamiento del clima y de Chile en particular, las precipitaciones entre 1960 y 2010 oscilaron entre el +10% y el -10% de anomalía. La mega sequía de la reciente década entre 2010 y 2020 nos dejó una anomalía entre el -20% y el -30% de las precipitaciones normales. Pero la tendencia señala que la media de los modelos hasta el año 2090 se va a mantener en términos de precipitaciones, o empeorar. Nos encontraremos entonces en una Mega Sequía constante, con eventos puntuales de lluvias extremas, en el país número 16 en riesgo climático del mundo. Los usos de agua superficial y subterráneas se acercan o sobrepasan la disponibilidad hídrica de Chile en la zona Centro-Norte, hoy. 

Legislar hoy las Nuevas Fuentes de Agua y avanzar en la provisión del recurso es una decisión no perfecta seguro. No hacer nada es una condena perfecta.