Columnas atrás abordé la importancia de una buena especificación técnica para construir con hormigón, de hecho, uno de los temas más controversiales es la especificación de la docilidad, mi recomendación sigue siendo no especificarlo ya que responde a: 1) condiciones ambientales al momento de la descarga y 2) de transporte interno y externo, no solo a geometría y cuantía. Si se indica el cono en la especificación, se está condenando al constructor a no optimizar el proceso de colocación, por ejemplo, mediante un bombeado que requiere conos mayores a 10 y que aumenta en función de la altura o distancia de bombeo.
En 2 estudios que guíe recientemente, se establece el impacto de una buena especificación; el primer trabajo destaca la importancia de la especificación técnica por sobre incluso la normativa; en terreno el objetivo es el cumplimiento de EETT y no necesariamente la norma chilena ni documentos referenciados en las mismas.
En segundo estudio expone una triste realidad en especificaciones de proyectos públicos, solo un 7% de los proyectos abordan la exposición a agentes que afectan la durabilidad del hormigón – requisito que debe ser especificado por proyectista de acuerdo con nuestra normativa vigente-; un 20% indican frecuencia de muestreo y el mismo porcentaje realiza indicaciones respecto del manejo de juntas del hormigón. Estas cifras no revisan calidad de especificación, sólo si se mencionan o no, por lo que en una próxima columna abordaré la calidad de los puntos evaluados.
Ambos estudios exponen la importancia de contar con especificaciones que aborden los temas relevantes al construir con hormigón, y para evangelizar, me permito mencionar lo que a mi juicio, debe contener como mínimo una buena especificación técnica:
Del análisis de ambos trabajos me permito hacer una reflexión: una buena especificación técnica tiene más impacto que un marco normativo exigente, entonces la invitación es extremar esfuerzos en redactar una especificación, clara, robusta y pertinente.