El último Informe del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) emitido en marzo de 2023, es un llamado de atención urgente sobre la necesidad de actuar de manera rápida y efectiva para abordar la crisis climática. El informe destaca que la humanidad se encuentra en un punto crítico de la historia y que las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), deben reducirse a la mitad al 2030 y alcanzar net-cero en 2050 si se quieren evitar efectos desastrosos. Si bien los países Latinoamericanos contribuyen muy poco a las emisiones globales de GEI, la región será una de las más afectadas por el cambio climático. Sequías, huracanes, mega incendios, olas de calor e inundaciones serán cada vez más frecuentes, e impactarán los asentamientos humanos.
Las medidas para abordar el cambio climático se organizan fundamentalmente en dos grupos: adaptación y mitigación. La adaptación se orienta a reducir la vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático, mientras que la mitigación se orienta a reducir las emisiones de GEI a la atmósfera.
En esta columna comentaré tres de los principales desafíos para el sector edificación.
Primero, las medidas de adaptación deben orientarse hacia edificaciones resilientes a los potenciales efectos del cambio climático; que controlen los riesgos frente a olas de calor, inundaciones, sequías, etc. Ya se observan olas de calor cada vez más frecuentes que se pueden enfrentar mediante estrategias de diseño pasivo - aislación de techumbres y protección solar - que permitan que las edificaciones mantengan temperaturas interiores aceptables y eviten efectos nocivos sobre la salud. En ese mismo sentido, la incorporación de vegetación en espacios públicos y en las edificaciones permitirá controlar el efecto de isla de calor que afecta a los centros urbanos. Sin embargo, el diseño resiliente debe responder a riesgos locales que pueden variar sustancialmente entre distintas localidades, por lo que, por ejemplo, en zonas propensas a sequías resultaría conveniente la incorporación de artefactos de eficiencia hídrica, así como sectores propensos a inundaciones requieren estrategias de diseño urbano.
Segundo, las medidas de mitigación son también relevantes para el sector edificación. A nivel global, las edificaciones son responsables de aproximadamente el 40% del consumo de energía y del 30% de las emisiones de GEI. Por lo tanto, son una parte clave de la solución para abordar la crisis climática. El informe del IPCC identifica dentro de las principales medidas de mitigación a las edificaciones eficientes, la eficiencia en los materiales y la sustitución de materiales de construcción, que presentan un costo reducido y buen potencial de reducción de GEI. Con todo, el potencial de reducción de GEI en el sector edificación alcanzaría el 66% al 2050.
Tercero, tanto las medidas de adaptación como las de mitigación en este escenario de urgencia climática deben focalizarse en las edificaciones existentes. Las edificaciones tienen una vida útil prolongada, lo que significa que incluso si se construyen nuevas edificaciones resilientes frente a los efectos del cambio climático y net-cero emisiones, tomará décadas para que la mayoría de las edificaciones existentes sean reemplazadas. Por lo tanto, se debe prestar atención a la rehabilitación de edificaciones existentes para mejorar su resiliencia, su eficiencia energética y reducir su huella de carbono. La renovación de edificaciones existentes puede incluir la mejora de la envolvente para reducir la demanda de energía y mejorar el confort, la instalación de sistemas más eficientes, y la implementación de estrategias de resiliencia adaptados a los riesgos locales.
La crisis climática es uno de los mayores desafíos de nuestro tiempo y las edificaciones son una parte crucial de la solución para abordarla. Lo positivo es que si actuamos ahora, aún es posible garantizar un futuro habitable, pero queda poco tiempo. Leer más