La gestión de proyectos ha sido estudiada por diferentes agrupaciones en todo el globo, teniendo así un conjunto de buenas prácticas, principios, herramientas entre otros elementos, que nos permiten gestionar nuestros proyectos de mejor manera, cumpliendo con los requerimientos y expectativas de los distintos interesados y particularmente los clientes de nuestro proyecto.
Tampoco es ninguna novedad que las metodologías de gestión de proyectos ágiles han tomado bastante fuerza en los últimos años, particularmente en el mundo de desarrollo de tecnologías que han tenido un auge importante en los últimos años. Sin embargo, la gestión de proyectos ágiles no se ha acotado a los proyectos tecnológicos, sino que han cruzado fronteras a otras industrias y sectores productivos. Por lo tanto, una pregunta válida para el sector de la construcción es si vale la pena aplicar metodologías ágiles en nuestros proyectos y si es necesario o no.
Existen pocos estudios que se hacen esta misma pregunta e intentan hacer reflexionar a la industria. Sin embargo, la gran mayoría de la información que encontramos al respecto tiene que ver con la aplicación de marcos metodológicos particulares o la comparación de ciertas herramientas con otras ya existentes con historia larga de buenos resultados en sector de la construcción; por ejemplo, la comparación entre SCRUM y el Last Planner System, la han hecho un sin número de consultores y la han publicados en distintos Blogs y otros medios de construcción. A mí en cambio, me gustaría ir un poco más atrás. ¿Los 4 valores del manifiesto ágil se aplican a la construcción?
(1) Individuos e interacciones por encima de procesos y herramientas: por su puesto que los individuos y sus interacciones son claves durante todo el ciclo de vida de un proyecto de infraestructura o edificación, pero dejar abajo los procesos y herramientas parece ser peligroso sobre todo en la fase de ejecución de la construcción.
(2) Software funcionando por encima de documentación exhaustiva: acá obviamente la palabra “software” no aplica, sin embargo, si pensamos particularmente en la fase de diseño, este valor tiene sentido si pensamos en la creación de modelos en entornos BIM y en simulaciones matemáticas para evaluar el futuro desempeño de la edificación. Lo mismo puede pasar cuando se piensa en las etapas previas a una mantención de una infraestructura. Ahora bien, este valor es difícil verle un sentido nuevamente en etapas de ejecución de la construcción.
(3) Colaboración con el cliente por encima de negociación contractual: este valor tiene total sentido en la construcción, sobre todo ahora que se está comenzando a pensar en los contratos relacionales más que en los contratos transaccionales. Existen experiencias en el mundo de aplicación de contratos relacionales y en otras estrategias de vinculación entre el cliente-contratista, tales como, los proyectos Integrated Project Delivery o las estrategias de Partnering y Alliancing.
(4) Respuesta ante el cambio por encima de seguir un plan: sin duda una respuesta anticipada frente a los potenciales cambios es un elemento importante para cualquier administrador de proyecto. Ahora bien, personalmente, creo que la respuesta ante el cambio y tener un plan no son necesariamente elementos contrapuestos, sino más bien complementarios, por lo que se puede tener ambos elementos a través de una planificación colaborativa y gradual, como, por ejemplo, en la aplicación del Last Planner System.
Sin duda, la aplicación de Agile en la construcción tiene mayor sentido en las etapas pre-constructivas; sin embargo, algunos de sus valores pueden ser bien entendidos en las etapas constructivas y de operación y mantenimiento. Hay problemas que aún tenemos sin resolver completamente en el sector de la construcción en Chile, y los valores de la gestión ágil puede ser un camino interesante de explorar para cubrir dichas deficiencias. Leer más