En la inducción a nuestro trabajo para obtener permisos, suelo compartir esquemas, conceptos e imágenes, entre las cuales destacan tres: la primera es la icónica imagen de “ciudades móviles” de Archigram, movimiento arquitectónico londinense de la década del 60, inspirado en la vanguardia futurista, las máquinas, la velocidad el dinamismo y la urgencia. Sus ideas utópicas de habitar traspasaron los límites de la realidad de aquel entonces, pero impulsaron el camino para repensar la arquitectura, más allá de la imagen monótona y estática anclada a un emplazamiento.
La segunda imagen que suelo citar es la Oficina Salitrera de María Elena ubicada 220km al Noreste de Antofagasta, la única con un campamento para elaborar nitrato en el desierto de Atacama, que llegó a tener 10 mil habitantes y su diseño aplicó el concepto de "ciudad ideal". Las instalaciones fueron inauguradas en 1926 por la empresa Guggenheim Brothers, que implementó el sistema de extracción Guggenheim propuesto por el ingeniero Elías Cappelen en plena crisis del auge salitrero, permitiendo mejorar ostensiblemente el proceso productivo.
Ahora bien, ¿cómo se cruzan las Instalaciones Temporales, las ciudades móviles, el sistema Guggenheim y la Permisología? Los proyectos de construcción necesitan “permisar” Instalaciones Temporales, desde Faenas (IIFF) compuestas por contenedores marítimos acondicionados como oficinas y bodegas con baños químicos, hasta Campamentos con dormitorios y diversos edificios y obras auxiliares, incluyendo sistemas particulares de agua potable (AP) y aguas servidas (AS), conformando pequeñas “ciudades” que serán desmovilizadas y reutilizadas.
En Chile, la Ley (LGUC) y su Ordenanza (OGUC) distinguen dos tipos de Instalaciones Temporales cuyos permisos se tramitan en las Direcciones de Obras Municipales, mediante Permiso de Obra Nueva (PON) Provisoria, según el Art.124° LGUC, y mediante Autorización o Permiso de Obras Preliminares (POP), según el Art.5.1.3 OGUC, y cuyos alcances han sido aclarados en algunas de las Circulares DDU que emite el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, que junto con los alcances ambientales generan al menos 4 puntos complejos a considerar:
De este modo, cuando ya casi llegamos a puerto para iniciar la fase de construcción en este mar de permisos, corremos el riesgo de quedar detenidos en la bahía, por requerimientos desproporcionados para la naturaleza y temporalidad de las obras y su emplazamiento, ya sea por lastres de la etapa ambiental que no se condicen con los objetos de protección e incluso llegan a ser contraproducentes con su espíritu, o por nuevas circulares restrictivas a nivel sectorial.