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Cerro Colorado, un gran ejemplo de que nada está escrito en roca

A finales del mes pasado el precio del cobre llegó a 4,9 dólares la libra, para luego estabilizarse en torno a los 4,5 dólares en Junio, en paralelo, estuvimos expuestos a una Emergencia Meteorológica que significó la suspensión de clases en siete regiones del país, afectando a casi un 80% de la población.

Estos eventos no son frecuentes, el anterior superciclo del precio del cobre fue al final de la primera década de este siglo, en el caso de la lluvia, la intensidad de la descarga de agua y viento de este mes no se veía desde hace más de 20 años, aunque a simple vista son fenómenos desconectados, ambos desafían la continuidad de nuestras operaciones.

Luego de las intensas precipitaciones en la región de valparaíso la SMA ofició a Minera Las Cenizas a entregar un programa que conste de: la reparación del muro del tranque de relave; la limpieza de los flujos que sobrepasaron la piscina de emergencia y el monitoreo de las aguas superficiales de las quebradas afectadas.

Con un precio del cobre que tiende al alza, una electromovilidad que demanda cada vez más cobre y un cambio climático que no sabemos cuál será nuestra nueva normalidad, debemos estar permanentemente evaluando nuestras decisiones, para estar a la altura de estas volátiles condiciones de borde.

A fines del año pasado, Minera Cerro Colorado paralizó sus operaciones de manera definitiva. Apenas 5 meses después BHP anunció que invertirán 60 millones de dólares en dicha instalación para realizar 370 sondajes, construir 185 plataformas y ejecutar 92 calicatas, con el fin de capturar información necesaria para una pronta reapertura.

Esto nos permite reflexionar que no hay decisiones escritas en roca, todo es revisable, hasta un cierre “definitivo”, ya que cuando cambian las condiciones del mercado, lo que fue una buena decisión en su minuto, quizás ahora da paso a una alternativa totalmente distinta.

Volver a operar una planta que se paralizó es un desafío gigante, el paso del tiempo es inexorable tanto para las máquinas como para las estructuras, si no se realizaron mantenimientos de continuidad en los activos, inevitablemente varios de ellos habrán cruzado el umbral de no retorno y la naturaleza forzará el cambio tecnológico.

Cerro Colorado este año cumpliría 30 años entregando beneficios a sus dueños, lo que nos recuerda nuestra realidad en las plantas mineras.

Si vemos las faenas responsables del 95% del cobre fino que produce Chile, hay 6 que tienen más de 40 años: Chuquicamata, El Teniente, Salvador, Los Bronces (antigua Disputada Las Condes), Mantos Blancos y Andina. Escondida cumple 35 años y junto a Cerro Colorado, Candelaria, Quebrada Blanca y Michilla llegan a las 3 décadas.

El resto no está muy lejos, este mes fuimos testigos de la celebración de la Minera Zaldívar que acaba de festejar sus 29 años, lo sigue El Abra con 28, Radomiro Tomic con 27, Doña Inés de Collahuasi y Lomas Bayas con 26, Los Pelambres con 25 y Centinela Óxidos con 23 años.

Apenas 7 poseen menos de 20 años desde su primer año de producción: Ministro Hales, Gabriela Mistral, Spence, Centinela Sulfuros, Caserones, Sierra Gorda, Antucoya y Carmen de Andacollo Hipógeno. Destacando que varias de ellas ya se las ha sometido a actualizaciones importantes en sus líneas de proceso.

Si bien el mantener una planta en operación es una decisión netamente económica, cada año que pasa, el deterioro es cada vez más evidente y el riesgo ante un colapso de algún activo estructural es cada vez mayor.

Es nuestra responsabilidad el que las instalaciones sean seguras tanto para los trabajadores, el medio ambiente y los otros activos que posea la minera. Ninguna persona puede estar expuesta a sufrir un accidente a consecuencia o a causa de su trabajo.

Varios de nosotros ya nos hemos reunido para delinear acciones en un futuro próximo, ya que tomar acción hoy no es un deseo, es una necesidad.