Impermeabilización, reparar para reutilizar
En la última década hemos tenido 14 incidentes ambientales en sistemas de transportes de relaves, si bien, en cada uno de ellos las mineras han declarado que no hay consecuencias para el medio ambiente, las comunidades aledañas tienen una percepción distinta.
Necesitamos una justicia ambiental más ágil y robusta, de manera de dar tranquilidad y estabilidad a todos los involucrados, por ejemplo, en junio de 2020, la SMA cursó 11 cargos en contra de la estatal Codelco, cuatro de ellos calificados como graves, por el derrame de relaves originado producto del temporal registrado en abril, pero del 2016, o sea, cuatro años más tarde.
Según el catastro del Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomin), en Chile tenemos 755 depósitos de relaves, con un volumen autorizado de casi 17 millones de metros cúbicos, equivalente a la mitad del Lago Todos Los Santos. De los 755 hay 110 activos que representan un 93% del volumen y si hilamos más fino veremos que un 90% de todo lo autorizado está contenido en apenas 20 de ellos.
Vigilar estas 20 operaciones no parece ser una acción compleja, pero para llegar a los tranques, el relave debe viajar en un sistema de transporte adecuado, el cual en la mayoría de los casos es en tuberías con escurrimiento gravitacional, pero existen más de 200 km de canaleta de sección abierta que están expuestas a las inclemencias del tiempo y desgaste producto de la abrasión.
El relave que se genera en el proceso de concentración de minerales consiste básicamente en agua con sólidos que varían desde un 45% a un 55% de concentración, en la mayoría de los casos, llegando a 65% de sólido en los relaves espesados, el cual, al circular con cierta velocidad, tanto por cañerías o por canaletas, provoca corrosión y desgaste.
La canaleta de relaves está diseñada para operar los 365 días del año, ya que, si no está vaciando el relave de la operación, se usa para descargar el agua o las pruebas operacionales de las mantenciones de la planta, por lo tanto, solo se disponen ventanas de 12 horas un par de veces en el año para realizar su inspección y mantención.
En esa estrecha ventana de tiempo, debemos ser eficientes para realizar una adecuada limpieza para realizar la medición del desgaste lo más precisa posible. Actualmente este se mide con instrumentos de levantamiento topográfico, pero nuevas tecnologías han irrumpido fuertemente, el sobrevuelo de un dron previamente programado sumado a los avances en el procesamiento de imágenes nos ha proporcionado una gran oportunidad de optimización de este trabajo.
Una vez sabiendo cómo está, el siguiente desafío es definir un método de reparación, dicho método no solo debe ser de rápida y fácil aplicación, sino que además debe permitir ser colocado sin mayores exigencias a la superficie de terminación, y con menores exigencias en el curado, ya que el relave volverá a recorrer la canaleta a las pocas horas de realizada dicha reparación.
Esta arista de mantenibilidad de las plantas mineras es una excelente oportunidad de trabajo conjunto entre las universidades y la industria. Se han realizado esfuerzos en esa línea como lo es la memoria de título de Erwin García de la UTFSM o la de Lars Nielsen en la U. de Chile, que junto a algunos desarrollos impulsados por el Centro de Investigación de la empresa de ingeniería nacional JRI, son pequeños oasis en este gran desierto.
El diseño de pruebas industriales para su posterior chequeo a nivel de piloto en el campo se vuelve un imperativo, una minería moderna (la minería 4.0) pasa por un robusto ecosistema de I+D, pero mientras la media de la OCDE es de 2,68 puntos del PIB, otro país minero como Australia invierte un poco más de dos puntos en investigación y desarrollo, mientras nosotros solo llegamos a un escuálido 0,34%.
Los recursos siempre son escasos, por lo que un royalty dedicado a I+D podría ser un gran primer paso para evitar otro incidente ambiental. Leer más