Madera, el material primigenio de la construcción
Si entendemos la sustentabilidad como la capacidad de satisfacer las necesidades de las generaciones actuales, sin comprometer las necesidades de las generaciones futuras, se debería considerar el uso de materiales, procesos y técnicas que consuman pocos recursos, o que sean en su mayor parte renovables y que generen poca contaminación. Por desgracia, tanto en la construcción como en la industria, se utilizan materiales y recursos que se están volviendo menos accesibles, como el petróleo barato; esto porque la producción mundial llegó a su máximo en 2018 y no ha parado de descender. Así también ha ocurrido, o se espera que ocurra, con muchos otros recursos, como el carbón o el gas natural.
En el ámbito de la construcción, dentro de los materiales más utilizados se encuentran el acero y hormigón, cuya producción no es nada sustentable: requieren materia prima que no es renovable, sus procesos requieren ingentes cantidades de energía procedente de combustibles fósiles, que tampoco son renovables y que, además, contribuyen fuertemente a la contaminación ambiental, generando, principalmente, gases de efecto invernadero. Esto es notorio en el caso de la fabricación de cemento, que emite el 8% del CO2 a nivel mundial. Por otra parte, aunque se ha intentado reducir estos efectos negativos, el ahorro de recursos y la disminución de la contaminación logrados, no han sido significativos.
En este sentido, la madera presenta una serie de ventajas por sobre otros materiales de construcción: es un recurso renovable -siempre que los bosques sean bien gestionados-, requiere muy poca energía por unidad de volumen en comparación al acero y al hormigón y, por último, puede emitir muy poco CO2 de manera neta. Además, posee mejores características térmicas.
La madera es un material que ha sido utilizado en construcción desde hace milenios. Se puede construir la estructura y las terminaciones de una edificación con este material, reduciendo enormemente los impactos negativos que presentan otros materiales. Por otro lado, al poseer un peso relativamente bajo, no se ve tan afectada por sismos.
Por último, Chile posee la gran ventaja de que su clima y suelos son aptos para la plantación de pino radiata, cuyo costo de producción es bastante bajo, se puede plantar en suelos degradados y sus características mecánicas son suficientes para su aplicación en todo tipo de estructuras. Leer más