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Protección de infraestructura e incendios forestales...Vaso medio lleno

Sintiendo impotencia y culpa escribo pensando que es la crónica de una muerte anunciada, ya que los investigadores analizamos por años la situación y entendemos que la magnitud nos sobrepasa, la cuestión es si pudimos prevenir más, advertir y tomar medidas para mitigar, por lo que hoy veo el vaso medio vacío. Se ha reiterado que el problema de fondo es la planificación territorial, lo cual es cierto, pero hay más, gravemente está la afectación a la biodiversidad.

Ministerio de vivienda y urbanismo (4)-1

Nuevamente culparon a las plantaciones, más que al bosque nativo, una de las ridiculeces que escuchamos o también culparemos a las viviendas “ligeras” de madera o mal ubicadas altamente vulnerables, pero pasa en las escuelas, centros de salud, hospitales, industrias con materiales inflamables, acumulación de combustible y gas, instalaciones turísticas, edificaciones de carabineros, bomberos, aeropuertos, carreteras, comunicaciones y tanto más.

Entonces la protección se vuelve imposible si se piensa en resolver durante la emergencia, pero ¿Se pudo prevenir?, por supuesto que sí y hay que tomarse en serio esta realidad que llegó para quedarse”, fuimos nosotros los que planificamos mal”.

Incendio forestal

Tratar de decir lo hay que hacer como general después de la guerra, resulta inoficioso, así es que comentaré que, investigando protocolos de protección de infraestructura crítica en San José de Maipo hace pocos años, creamos un índice integrado de Seguridad IIS (*), según Manual Casa Segura de CONAF(2015), Norma australiana AS3959 (2019) y NFPA 1144 (2018) el que incluyó un índice de prioridad de protección frente a Incendios forestales enfocados en infraestructuras de turismo, escuelas, salud y viviendas.

Constatamos que la OGUC no considera el territorio, las exigencias sólo están en el suelo donde se construye, pero no en el entorno, es decir, no toma en cuenta las amenazas descritas en los planes reguladores comunales (PRC), por lo que deberíamos estar impidiendo que se construya en zonas de riesgo. Entendimos que se necesitan mapas de zonas seguras, para decidir dónde evacuar turistas, habitantes, pacientes de hospitales, heridos, etc. y avanzamos hacia eso.

En algunos protocolos de seguridad como los de OMS y de Escuela Segura, hay algunas medidas de prevención de riesgo, pero hacia adentro de la edificación. Post 27F en Chile se creó, por ejemplo, el Manual de Escalas para la Cuantificación del Riesgo de Desastres de Proyectos de Infraestructura Pública (2017), pero que contiene errores por obsolescencia.

Ahora cuando estamos ad portas de una Ley de Protección de Infraestructura crítica entendemos que requerirá actualización dinámica (2022), porque seguimos lejos de comprender los niveles de protección que se requiere cuando no profundizamos los criterios, por ejemplo, sin entender lo que pasa cuando el fuego viene desde afuera de las edificaciones, no tener en cuenta el N.o de personas, N.o de pisos, la antigüedad, los riesgos, la mantención y evaluación preventiva de edificios que no está normada. Lo mismo al presumir que la madera es per sé vulnerable y que el ladrillo es seguro es un error, hay normas internacionales que se actualizan constantemente y es por necesidad, estudiarlas muy bien las de NFPA y AS es muy útil, como en nuestro proyecto en San José de Maipo, aunque su difusión ha sido poca y por estos días resiento que así sea, porque hicimos notar la complejidad de la multiamenazas y sabemos que es referente para protocolos en otras comuna.

Comprendimos que tiene poco sentido traspasar la responsabilidad de prevenir los incendios diciéndoles a las personas que despejen su entorno, hojas y poda de árboles si su escaso espacio de dominio (microzona) es de 10 x 20 m (200 m2) con vientos de más de 30 km/h será arrasado igualmente.

Para dejarlo más claro, la recomendación de CONAF es despejar al menos 30 a 60 m alrededor y las propiedades, incluso los vecinos unidos tampoco acceden fácilmente a esa mesozona, así es que las acciones de crear cortafuegos debieron ser enfrentadas por los organismos responsables (de la macrozona) mucho antes y no dejar en la indefensión a las personas. Aunque, “vaso medio lleno”, existe verdadera ocupación en la protección de la vida.

Por lo que quiero emplazar al industria de la construcción a tomar un nuevo desafío, hacer que la construcción considere la ocurrencia de los incendios forestales y en concordancia con esa realidad, tengamos algún referente, como el australiano u otro, pero hagámoslo, no nos quedemos de brazos cruzados viendo cómo se nos quema Chile. Leer más