La Comisión Chilena del Cobre (Cochilco), organismo dependiente del Estado de Chile, publicó recientemente el Informe de Tendencias del Mercado del Cobre correspondiente al tercer trimestre de este año. El documento presenta proyecciones de precio, demanda y oferta del metal para 2025 y 2026, y destaca por una actualización relevante: la entidad elevó su estimación para el precio promedio del cobre en 2026 a US$ 4,55 por libra, una cifra inédita en sus análisis anteriores y que marca un nuevo escenario para el mercado.
Este ajuste refleja un escenario que conjuga una oferta más ajustada a nivel global, con una demanda estructuralmente creciente, ante el impulso de la electromovilidad, redes eléctricas y la transición energética.
- Claves del nuevo escenario global y nacional
- La proyección al alza para 2026 se sustenta en que la oferta mundial de cobre crecería apenas un 1,4 % en dicho año, mientras que la demanda avanzaría en torno al 2,1 %. Este desequilibrio dejaría al mercado con un déficit estimado de ~165 mil toneladas para 2026.
- A nivel nacional, Cochilco anticipa que la producción de cobre en Chile alcanzará cerca de 5,6 millones de toneladas para 2026, lo que implica un crecimiento moderado (≈ 2,5 %) respecto al año anterior.
- Según las autoridades, cada centavo de dólar en el precio del cobre puede traducirse en entre US$ 27 y US$ 35 millones adicionales de recaudación para el país.
- Oportunidades para la industria de la construcción y cadena de valor minera
Este nuevo escenario ofrece un abanico interesante para empresas de la construcción, servicios mineros, suministradores y actores del territorio:
- Con precios más altos y producción estable en Chile, se refuerza la posibilidad de mayores inversiones en infraestructuras mineras, ampliaciones de faenas, mejoras de plantas, y transporte/logística asociado.
- Para los proveedores de soluciones constructivas (infraestructura industrial, montaje, galvanizado, estructuras de acero, obras civiles), se abre un contexto de mayor demanda de proyectos integrales minero-industriales, que implican desarrollo local y oportunidades de contratación.
- En un país cuya economía está fuertemente influenciada por el cobre, este contexto puede mejorar las perspectivas económicas regionales, lo que a su vez puede favorecer la construcción de viviendas, infraestructuras sociales y proyectos sostenibles vinculados al entorno minero.
- Riesgos y desafíos que se deben gestionar
No obstante, el panorama también requiere cautela y una mirada estratégica:
- Aunque el precio proyectado es elevado, la producción chilena crecerá de forma moderada y enfrenta riesgos operativos, ambientales y de eficiencia, lo que podría limitar el beneficio pleno del alza.
- La industria debe continuar avanzando en eficiencia, reducción de costos, sostenibilidad, gestión de agua y energía, y mejores estándares ambientales, pues esos factores siguen siendo claves para la competitividad.
- Las dinámicas de demanda pueden depender de factores externos —recuperación de China, políticas de Estados Unidos, tipo de cambio—, lo que introduce un grado de incertidumbre que las empresas deben incorporar en su planificación.
- Implicancias para Chile en términos estratégicos
Este momento representa una ventana de oportunidad para que Chile capitalice su condición de mayor productor mundial de cobre:
- Un precio más elevado mejora la rentabilidad de la industria minera, lo que puede derivar en mayores inversiones en exploración, desarrollo de nuevos proyectos y cadena de valor local.
- Para la política pública, el escenario refuerza la relevancia del cobre como motor de crecimiento y exige políticas para asegurar que los beneficios se traduzcan en desarrollo regional, formación de capital humano, diversificación productiva y sostenibilidad ambiental.
- En el marco de la economía circular y la transición energética, el cobre aparece como protagonista, lo que invita a Chile a reforzar su posicionamiento en las cadenas globales de valor de tecnologías verdes.
El reciente ajuste de la proyección de precio del cobre por parte de Cochilco rompe con los esquemas más conservadores y pone de relieve un momento de alto interés para el país y su industria asociada. Sin embargo, para que el sector de la construcción, los proveedores y la cadena de valor minera puedan aprovechar plenamente este nuevo escenario, es clave contar con una visión de largo plazo que combine inversión, eficiencia, sostenibilidad y regionalización. Chile cuenta ahora con un entorno favorable —pero también con la responsabilidad de convertirlo en un verdadero impulso estratégico para su desarrollo.

