Antes y después. Pero en definitiva: ¿la actual constitución entonces sí nos representa?
Antes de la elección
¿Qué les ha parecido el proceso constitucional y electoral?
Este segundo proceso ha sido sin duda alguna uno más sobrio y menos traumático que el anterior. Sea cual sea el resultado estamos ante un texto más sobrio, con un proyecto de continuidad y respetuoso de la tradición constitucional chilena, pero que sin embargo tampoco logró generar consenso transversal. En la campaña sí se ha visto un poco más de tensión y radicalización del discurso, lo que es negativo. Exageraciones de los riesgos y virtudes del texto y una retórica muy confrontacional, que esperamos se pueda dejar de lado desde el 18 de diciembre en adelante.
¿Qué opinan de la nueva propuesta constitucional?
Respecto al texto, valoramos avances muy sustantivos en materias estructurales, donde el status quo ha hecho muy difícil avanzar, como son la modernización del Estado, el sistema político, y la participación ciudadana. Estos son temas donde tradicionalmente los textos constitucionales sí pueden marcar una diferencia y habilitar cambios sustantivos que deben provenir de las instituciones permanentes.
Hay también temas más divisivos en aspectos dogmáticos, excesos de las mayorías que condujeron el proceso y gustitos personales que uno habría preferido evitar. Sin embargo, sumando y restando, porque es difícil dar con un texto perfecto escrito por representantes electos, tiene aspectos positivos que exceden los negativos, y sobre todo porque las cosas buenas recaen en temas de estructura que pueden ayudar a impulsar nuestras instituciones.
Después del plebiscito
¿Y ahora qué?
El domingo 17 de diciembre, tras finalizar el proceso eleccionario y ser contados todo los votos, la opción “En contra” ganó con el 55,76% (6.894.287) de los votos a la opción “A favor”, que obtuvo el 44,24% (5.470.025) de los sufragios. Ante este panorama, volvimos a conversar con José Antonio Valenzuela, quien nos comentó que “con los resultados a la vista, llama la atención las votaciones similares que obtuvieron el A Favor y José Antonio Kast en la segunda vuelta de 2021. Posiblemente la campaña del En Contra fue muy efectiva vinculando este texto al Partido Republicano y su principal líder. Al mismo tiempo, ellos, que condujeron este proceso, hicieron poco para evitar ese vínculo y se dieron muchos gustos ideológicos innecesarios. Al final del día, la estrategia de ganar el plebiscito a partir de "contenidos populares" como las contribuciones no dio resultado”.
Valenzuela agregó que “el principal desafío ahora consiste en que las élites se den cuenta de lo importante que es para el país el que sean capaces de sentarse a conversar, pero en serio, no para la galería. Solo así vamos a poder poner el foco en las crisis que tienen paralizado al país hace ya casi una década: un Estado disfuncional, una crisis de empleo, un desaprovechamiento de nuestras ventajas comparativas que nos impide crecer y una profunda crisis educacional”.
José, con las urnas ya escrutadas, ¿qué desafíos tenemos como país?
Terminados estos cuatro años de momento constitucional, no cabe duda que el desafío es enfocarse en las grandes crisis que está viviendo el país, y que para la mayoría de los ciudadanos hace tiempo escapan de lo constitucional. Tenemos una crisis de crecimiento, con algunas de nuestras principales industrias, como son el litio, el cobre, la acuicultura, muy trabadas y un sistema de permisos que dificulta el crecimiento. Tenemos una crisis de empleo, que lleva estancado desde antes de la pandemia, donde el empleo privado está estancado y la informalidad va al alza. Tenemos una crisis del Estado, con un Congreso muy fragmentado y con pocos incentivos a la colaboración y una administración que no se moderniza hace años, lo que dificulta un actuar eficiente del Estado. Y tenemos por último una crisis educacional, donde desde el 2012 que nuestros resultados de la prueba PISA han venido cayendo, con una educación pública cada vez más debilitada y la institución misma de la escuela puesta en entredicho. El desafío va a ser poder enfocar el debate en estas cuatro crisis, consensuar el diagnóstico para poder encontrar mínimos comunes para enfrentarlas. De lo contrario va a ser muy difícil ver cambios en una serie de materias que están trabadas hace años, principalmente por estos déficits estructurales (seguridad, pensiones, salud). Leer más