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¿ESTAMOS EN SINTONÍA?

Por mi quehacer diario trato de informarme permanentemente por distintos medios, diarios, revistas, artículos especializados, reuniones en obra, conversaciones de café y últimamente con la lectura de las diversas columnas de opinión que aparecen en la revista “Negocio & Construcción“.

Me pregunto una y otra vez últimamente en que puedo aportar si en los muy diversos segmentos pareciera una constante que hay “diálogo de sordos”. Cómo logramos sintonizar si para unos el color es azul y para otros es claramente rojo, en otros casos unos interpretan las manoseadas Reforma Tributaria y de Pensiones como la salvación y cura de todos los males y otras la ven como “el tiro de gracia” para nuestra alicaída economía.

Leer la última columna de la Revista escrita por un minero de tomo y lomo como Phillipo Correa Marchant sobre los riesgos de no mantener las estructuras y tener solo en el foco producir minerales, o de Erwin Plett como el acto político de congelamiento de las tarifas eléctricas tiene costos gigantescos que pagaremos todos, Rosemarie Garay nos expone sobre el uso de la madera en construcción, hoy que nos enfrentamos al cambio climático que por un lado promueve el uso de materiales renovables y por otro intensifica la exposición a amenazas como incendios forestales e inundaciones.

Leer también a Gerardo Medina que habla en su columna sobre el "VALOR SENIOR” y lo valioso y relevante de los profesionales senior en la industria de la construcción y los múltiples desafíos que nos enfrentamos para mantenernos vigentes aportando con conocimientos, experiencia y capacidad.

Si por otra parte leemos a Juan Francisco Pérez Herrera hablarnos del Sistema de último Planificador (su sigla en inglés LPS) o le agregamos a la licuadora el programa radial “Construcción Sostenible en Venezuela”. Escuchar en ese programa “En Venezuela, la construcción sostenible se enfrenta a retos únicos debido a la compleja situación política y económica del país. A pesar de estos desafíos, el sector ha encontrado maneras de avanzar, adoptando prácticas que no solo buscan reducir el impacto ambiental, sino también mejorar la eficiencia y calidad en medio de limitaciones significativas” …… eso en el Venezuela de hoy ¡!

Con el perdón de los diversos y muy calificados columnistas cuyos artículos he omitido mencionar, nace reflexionar lo mucho que nos falta “sintonizar” como lo hacían con esfuerzo las generaciones pasadas que solo tenían la chicharreando e infaltable “radio a pilas” para informarse de lo que pasaba en su acotado mundo cercano. Las comunicaciones instantáneas pareciera que en vez de traernos mejor “sintonía” ha complejizado en extremo comprendernos. A diario y en cada ámbito del quehacer se repite una y otra vez que “parece diálogo de sordos”. No es precisa esa expresión para referirnos a nuestra “clase dirigente” que son quienes teniendo una tarea de liderazgo se roban hasta los fósforos para tenernos más a oscuras.

Con la llegada de la “modernidad” 1990 vimos por primera vez en directo por TV la guerra bautizada como “Tormenta del Desierto”, vimos las graves inundaciones por lluvias torrenciales de 1993 en Chile y vimos el 11 de septiembre del 2001 la caída de las icónicas Torres Gemelas. Vemos también gracias a la modernidad como el candidato a presidente de la mal llamada “primera potencia mundial” hace campaña insultando a su oponente o a Nicolás Maduro proclamarse Presidente mientras medio mundo y sobre todo millones de esperanzados venezolanos constatábamos algo muy distinto. Me pregunto: ¿qué hemos aprendido de tanto “sintonizar” televisión, twitter, Whatsapp, Linkedin, incluso Tiktok?

Esta falta de “sintonía” nos acerca peligrosamente a ver cada día el vaso medio vacío, …. pero … mientras siga habiendo líderes como los muchos que expresen su opinión clara, directa y francamente entre otros en canales como la revista “Negocio & Construcción, pero también siga habiendo dirigentes vecinales, gremiales y “gente de a pie” que se exprese de la misma forma, estaremos más cerca de ver “el vaso medio lleno” y dejar de creer que cualquier tipo de “estallido” es el camino.

Aunque esta columna no lo parezca, sigue siendo mi tema central de interés el ver a las “impermeabilizaciones como un aporte a la durabilidad de las estructuras” ya que pese a todo tengo esperanzas que más temprano que tarde lleguemos a “sintonizar” también en este tema. Aunque siga habiendo empresas constructoras que traten a sus proveedores de productos y servicios “de muy grande a muy chico”, aunque siga habiendo proveedores que sean catalogados como “fabricantes de fichas técnicas” u organizaciones sectoriales “no impermeables” a influencias, estoy seguro que la decisión, claridad de mensajes y el no claudicar es el camino correcto para lograr la tan ansiada “sintonía” que este mundo que habitamos necesita con urgencia.