Más allá del check list: construyendo sostenibilidad con sentido

Las exigencias regulatorias, sociales y reputacionales aumentan, muchas empresas en Chile siguen enfrentando la sostenibilidad como una urgencia más que como una oportunidad estratégica. En vez de integrar esta visión de forma transversal y alineada con los objetivos del negocio, se cae con frecuencia en prácticas reactivas, lideradas por un área aislada y sin indicadores claros de impacto.

¿Considera que en Chile las empresas están aún atrapadas en la “trampa del día a día” en materia de sostenibilidad?

Ante las distintas presiones del día a día (regulatorias, clientes, reputacionales y del entorno), en muchos casos todavía vemos a las empresas priorizando el “realizar acciones”, más que construir las bases para una incorporación robusta y realmente transversal de la Sostenibilidad dentro de la estrategia de negocios. La sostenibilidad es muchas veces abordada desde la lógica del cumplimiento, encapsulada en “la persona de sostenibilidad”, más que desde el potencial estratégico para generar valor en el negocio. Esta “trampa del día a día” se traduce en acciones reactivas, fragmentadas, y sin conexión con el negocio. Así es donde surge el riesgo de inacción, o bien, en el otro extremo, el establecimiento de compromisos que pueden resultar altamente inspiradores, pero desconectados del negocio y complejos de cumplir.

¿Cómo se puede diferenciar una verdadera estrategia de sostenibilidad de una serie de acciones aisladas o campañas puntuales?

Una estrategia de sostenibilidad real comienza desde analizar el propio negocio “con los lentes de la Sostenibilidad”. Esto es, desde los impactos, riesgos y oportunidades, para luego elegir focos de acción y finalmente, medir. Las acciones aisladas suelen estar desvinculadas de la cadena de valor, no responden a un análisis de riesgos y oportunidades, ni movilizan a las distintas áreas de la organización. En cambio, una estrategia sólida logra que sostenibilidad deje de ser "una iniciativa más", y se convierta en una forma de hacer negocios. Otro elemento clave, es analizar si todas las áreas ya logran incorporar la mirada de la Sostenibilidad dentro de su quehacer, para lo cual es clave la formación adaptada a su día a día y finalmente, integración a los objetivos de desempeño de éstas.

¿Qué elementos no pueden faltar en una estrategia de sostenibilidad real y sólida?

Primero, una conexión clara con la estrategia de negocio. La estrategia de Sostenibilidad debe, mandatoriamente, conversar con los objetivos de la compañía. Segundo, gobernanza y liderazgo comprometido, con roles claros y responsabilidad compartida en las distintas áreas (no solo en un área aislada). Tercero, indicadores relevantes, que midan no solo esfuerzos, sino impactos reales: sociales, ambientales y económicos. Además, una buena estrategia considera escucha activa a los grupos de interés, conexión con los desafíos de sostenibilidad de los clientes, y una hoja de ruta de mediano plazo que permita evolucionar desde el cumplimiento hacia la generación de valor compartido. En resumen: estrategia, gobernanza, indicadores e integración transversal.