Nervios de Acero Verde en tiempos de Permisología
Durante agosto se realizó el Congreso Brasileño de Acero, el encuentro más importante del año que reunió a los principales actores, expertos y líderes de la industria siderúrgica en el panorama económico y empresarial, desde los proveedores hasta los consumidores, centrando los debates en la transición energética de la industria.
Una de las intervenciones que vale la pena repasar fue la de Paolo Rocca, empresario ítalo-argentino que dirige Tenaris, metalúrgica líder mundial en la producción de tubos de acero, y Ternium, productora de acero líder en el mercado latinoamericano para la fabricación de acero y derivados. En el encuentro, Paolo expuso acerca de la pérdida de competitividad en América Latina producto de la creación de barreras comerciales y afectación de precios por las preocupaciones ambientales y los enfoques variados para la descarbonización, en un contexto de alto impacto global del modelo económico chino.
Rocca mencionó los incentivos fiscales para priorizar la descarbonización en EEUU, Canadá y México, permitiendo precios más altos, con Europa y Japón aplicando subsidios y barreras comerciales para proteger sus industrias, con India que emerge como una potencia del acero, pero sin una política de descarbonización, y china que ya consume el 50% del acero mundial, y sigue expandiendo su capacidad, empujando la caída de precios nacionales y de exportación por debajo de los costos de producción.
El impacto global del modelo económico chino que distorsiona la competitividad lo podemos ver en el caso de la Siderúrgica Huachipato, empresa del Grupo CAP, principal productora de acero en Chile, con el 66% de su producción destinada a Minería, la cual, luego de 70 años, deberá poner fin a sus operaciones en septiembre, ya que no ha podido competir en igualdad de condiciones con el acero chino, cuyo precio para bolas de acero que se ocupan en la molienda de cobre, es más bajo que los costos de producción de la empresa chilena, y las tasas arancelarias cercanas al 15% aplicadas como medidas antidumping por la Comisión Antidistorsiones del Ministerio de Economía han sido insuficientes para revertir un ciclo negativo de US$1000MM en pérdidas durante los últimos 15 años.
El año 2023 china exportó más de 90MM de toneladas de acero, de las cuales 10MM fueron destinadas a América Latina, de un total de 58MM de producción interna, y sólo México ha tomado medidas antidumping con tasas cercanas al 25% como las aplicadas en India, EEUU y Europa, mientras Brasil, principal productor de la región, sólo impone tasas cercanas al 12%.
América Latina no sólo ha perdido competitividad, sino también ha estancado el consumo, sin privilegiar el crecimiento industrial, versus los países desarrollados donde el consumo es 2 a 6 veces mayor, por lo que va quedando marginada, afirma Rocca, disminuyendo un 27% su aporte al PIB mundial en 15 años, por problemas sistémicos como altas cargas fiscales, normas laborales rígidas, infraestructura frágil, incertidumbre legal y una calidad educativa en declive, a lo cual suma una respuesta fragmentada en defensas particulares de cada sector.
Pero existe un driver externo clave para empujar la solución de este complejo escenario: el medio ambiente. América Latina tiene potencial para las energías renovables y puede jugar un rol fundamental en la descarbonización de los procesos de producción, con amplios recursos hídricos, eólicos, potencial para integrar el sistema energético y minerales críticos, vitales para la tecnología, aumentando la importancia geopolítica de la región.
En este contexto es imperativo, tanto para el medio ambiente como para la competitividad de la región, que nuestros Estados impulsen con urgencia una permisología facilitadora de los proyectos críticos, que respetan el medio ambiente en su ejecución y aportan a su cuidado con su operación.
El 2020 China anunció su objetivo de neutralidad de CO2 para el 2060 alcanzando un pick de emisiones el 2030, y para cumplirlo reduciría cerca del 8% de su producción de acero, ya que se produce en base a carbón y es la industria más contaminante del país con un 15% de emisiones de CO2, apuntando a producir un 20% de su acero con electricidad renovable para el 2030. Por cada tonelada de acero chino se emite un 45% más de CO2 que en América Latina, por lo tanto, la producción y uso de acero verde es una oportunidad y debemos activar alianzas estratégicas público-privadas entre empresas y Estados de América Latina impulsando y facilitando la ejecución de proyectos para la transición energética y convirtiendo a la región en un foco de producción y exportación limpia.