¿Qué hacemos con las sobras de hormigón?
De acuerdo con diversos estudios el 2% del hormigón premezclado producido es devuelto a las plantas de origen, si consideramos los metros cúbicos despachados en Chile anualmente se estima que podríamos construir un costanera center. Las causas son variadas, por ejemplo, una mala cubicación, una programación deficiente, problemas en obra como falta de mano de obra o cancha lista o escenarios externos adversos como los permisos para seguir descargando en horarios nocturnos, por mencionar algunos.
La verdad es que en la mayoría de los casos no es posible anticipar estas situaciones, sin embargo, ya existen tecnologías que pudieran contribuir a superar este problema y que debemos explorar para construir de forma amigable con el medio ambiente.
En esta columna quisiera compartir algunas alternativas con el objetivo de que nuestros lectores puedan conocer y luego evaluar la implementación de soluciones y que como industria se tome conciencia de la importancia de ser eficientes al respecto.
Este hormigón retorno es un dolor de cabeza para las plantas pues deben gestionar debidamente la disposición final de los residuos ante la autoridad medioambiental y por tanto, genera un costo adicional que en algunos casos no es tan cuantificado como se quisiera, sin mencionar la gran cantidad de escombros y lodos que se producen que son de difícil manejo y disposición. Hoy, es cada vez más común que este costo se traspasa al comprador de hormigón, por lo que no es un tema trivial.
Una de las alternativas es fabricar piezas útiles como barreras o bloqueos que pudieran ser utilizadas para delimitar zonas o rutas, estas piezas deben tener un molde estandarizado del tipo macho-hembra para que puedan ser conectadas y fijadas entre sí de modo de universalizar su aplicación, pero requiere de tener los moldes en el momento y lugares precisos.
Otra alternativa es trabajar con aditivos controladores de hidratación y destinar los hormigones por hormigones pobres o sin exigencias de resistencia, tristemente esta alternativa implica que haya un usuario con esta necesidad y por lo mismo no depende al cien por ciento de la voluntad de destinatario original del hormigón, ni de la planta misma. Actualmente estos aditivos permiten garantizar ciertas características del hormigón, pero no son tan conocidos por los profesionales de obra ni tienen un efecto óptimo cuando se agregan al final de la vida del hormigón fresco.
Una tercera opción es disponerlos para su endurecimiento y fabricar un árido reciclado, la nueva norma de áridos – que aún no está terminada ni oficializada – considerará la opción de reutilizar el hormigón de retorno como reemplazo parcial del árido, sin embargo se debe tener en cuenta que los porcentajes de usos son acotados a que el hormigón resultante cumpla con las características exigidas y por su puesto requiere de instalaciones industriales donde pueda efectuarse el reproceso, que considera trituración, determinación de la nueva granulometría y controles de cumplimento de este nuevo componente.
Finalmente, ya existen aditivos que peletizan el hormigón de retorno, permitiendo su incorporación también como un reemplazo parcial del árido, esta solución es la menos estudiada y conocida, sin embargo, se levanta como una solución viable que considera un proceso más limpio y factible que los anteriores, que consideran la necesidad de un nuevo acopio de disposición y estudio de las proporciones límites a colocar en las mezclas. Estos pellets pueden alterar parcialmente la trabajabilidad ya que tienen mayor absorción de agua, pero aparentemente no tiene efectos adversos significativos en la resistencia, obviamente esto hay que validarlo con pruebas especiales que validen su uso.
Los invito a explorar alternativas que pueden implementar en alianza con su suministrador de hormigón, esto pudiera ser un “grano de arena” en la construcción con hormigón sustentable. Obviamente siempre será más recomendable reducir las incertidumbres de los procesos, pero bajo la realidad actual, vale la pena revisar opciones.