¿Sabías que existen múltiples innovaciones con hormigón que aún no utilizamos en Chile?
¿Cómo innovar con un material tan tradicional como el hormigón? En países como Chile con altas exigencias en el tema sísmico, sin duda es difícil reemplazar el uso tradicional del hormigón, pero lo cierto es que este material constituye un gran agente aportante de emisiones de CO2 (principalmente por la fabricación del cemento que es el responsable de casi el 8% de las emisiones a nivel mundial) y un importante actor en el ámbito de extracción de áridos, también contribuye a material de botadero con el hormigón de retorno que anualmente alcanza una cifra cercana del 2% del hormigón despachado.
¿Se puede innovar con este material?, la respuesta es sí, hemos demostrado con los años que nuestra tecnología del hormigón se encuentra madura para innovar e incorporar nuevas tecnologías sin embargo en Chile es frecuente la resistencia de los equipos y una cultura de trabajar en base a prescripciones más que al desempeño, bajo perspectivas conservadoras que no van a la velocidad de los tiempos.
Como ejemplo, las discusiones normativas toman años, si alguna solución no está considerada en el marco normativo, no se aplica, esto sumado al problema de que un número significativo de profesionales de la construcción desconocen y/u olvidan conceptos fundamentales de la tecnología del hormigón y oponen resistencia a usar nuevas tecnologías, generalmente porque temen que nuevos materiales o tecnologías puedan reducir el desempeño mecánico del hormigón, sin llegar a entender que una vez validada una mezcla en términos de resistencia, durabilidad y condiciones de colocación, no debiera ser problema para el especificador o los usuarios finales. Finalmente, desechamos opciones, como reemplazar áridos o implementar métodos de control de resistencia real como madurez. Con lo anterior, la autoridad no siempre aporta con políticas que contribuyan a avanzar en innovación, por ejemplo, ofreciendo subsidios estatales o beneficios por el uso de nuevas tecnologías en este ámbito.
Afortunadamente se dio un paso al entrar en vigor la nueva norma de áridos que por fin incorporó la posibilidad de usar áridos reciclados, áridos provenientes de procesos industriales o áridos artificiales en las mezclas, lo que aporta en la regulación a través de la elaboración de mezclas de prueba para validar otros materiales que en el futuro se puedan incorporar a los hormigones.
Con todo, falta mucho por avanzar, la normativa aún es muy prescriptiva, más que abrir puertas a la innovación, regula procesos más que resultados; una muestra de esto, es la tabla 12 de la NCh170-2016 que indica que para el desmolde y descimbre, se pueden considerar alternativamente los plazos establecidos en dicha tabla, aquí la palabra clave es “alternativamente”; no en pocos casos las inspecciones técnicas consideran estos plazos prescriptivos como mandatorios, y no se considera que en los párrafos precedentes a esta tabla, se ofrecen alternativas para estimar resistencias reales que permitirían proceder al desmolde y descimbre en base a cumplimiento de resistencias, no en base a plazos.
En el mundo hay registro de innovaciones en el hormigón que no conocemos ni aplicamos a nivel industrial en Chile, muchas de ellas se quedan en el ámbito del estudio académico, combinando el carácter conservador de especificadores, constructores e inspecciones y las pocas oportunidades ofrecidas por el marco normativo para la innovación, es el mundo del “huevo o la gallina”, no lo usamos porque no se considera en la norma y no se considera en la norma, porque no lo usamos.
En 2024, hay evidencia del buen funcionamiento de hormigones regenerativos, hormigones de ultra alto desempeño, hormigones fotovoltaicos o multifuncionales, su eventual uso e implementación no considerado en las normas actuales es imposible si no hay apertura a revisar opciones desde especificadores, inspecciones y constructores.