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Tuve que viajar a otro país para ver plasmado lo que hace años estoy tratando de promover el Chile

Acabo de volver de Madrid, en donde asistí al CIMAD 24, III Congreso Ibero-Latinoamericano de la Madera en la Construcción, lugar donde se analiza y presentan los avances de la ciencia e industria para innovar, mejorar estándares, hacer que se acerquen actores y esta vez me sorprendí al ver cómo se unían posturas del ámbito forestal maderero y de arquitectura, ya que la organización recayó en ambas escuelas, la de Montes y de Arquitectura. 

Fue gratificante ver que lo que yo he tratado de hacer hace años, juntar estos mundos, en este congreso se plasmó como una naturalidad casi mágica. Yo no sé si fue sólo a mí a quien encantó, pero oír hablar de la anatomía y ver cómo ésta explica el comportamiento del material, dar relevancia a la detección temprana de la calidad de la madera en árboles en píe al mismo tiempo que escuchar de las tendencias mundiales de la construcción en altura en madera desde un marcado enfoque de sostenibilidad arraigado ya en todo Europa, alberga la convicción de que estamos en la senda correcta al construir en madera en Chile. 

Hay avances, parte de los cuáles fueron comunicados por los colegas de las Universidades de Concepción, Biobío, Católica y de Chile, estamos aprendiendo y viviendo experiencias que podrán hacer que al escalar industrialmente soluciones como edificios de 4 o 5 pisos, estos funcionan muy bien, teniendo en cuenta las especificaciones técnicas que sabemos son fundamentales, como es la resistencia sísmica, térmica  y al fuego, aunque en un ámbito de sostenibilidad aún queda camino por recorrer, ya que nos falta disponer de datos respecto al análisis de ciclo de vida de las obras construidas en madera, las cuáles por ahora enfatizan en este material, pero siguen compartiendo funciones con el hormigón y el acero, además de tener que emplear conectores metálicos para muchas uniones, además de incluir diversos insumos como adhesivos, pinturas, preservantes y recubrimientos para alcanzar los índices de resistencia y durabilidad que se espera que tengan. 

Así las cosas, debemos dar mayor importancia a la compatibilidad de los criterios técnicos, a centrar expectativas de costos para hacer factibles materialidades como la madera contralaminada y/o madera laminada encolada, las cuales ya se fabrican a altos estándares en Chile, pero que aún enfrentan desafíos de accesibilidad económica en el segmento de viviendas sociales, las que aún deben lograr masificación y confianza en este mercado en todo el país, puesto que son mejor aceptadas y percibidas en el sur de Chile. 

Al respecto, las estrategias de protección no deben descuidarse, no se pueden dejar para el final, como algo secundario, lo menciono porque llevo años asistiendo a congresos y veo con cierta preocupación que los investigadores y la industria desarrollan y crean obras que fundamentalmente son validadas mediante ingeniería de cálculo sísmico, en donde claramente somos fuertes, pero no puedo decir lo mismo respecto a la ingeniería de fuego que se requiere desarrollar más. Los usuarios de este tipo de edificaciones deben confiar en soluciones duraderas, donde estén bien controladas las condiciones de fugas de agua, puentes térmicos, aislaciones acústicas, las compartimentaciones que resguarden su seguridad frente a incendios, evitando la innecesaria intemperización de la madera. Personalmente, estoy convencida de que es posible, pero los pasos que faltan son experimentar soluciones integrales que no descuiden el mantenimiento y el acceso a seguros para avanzar en un mercado que confíe y crezca. 

Tareas a las cuáles hay que dar prioridad es a ver estrategias para brindar las confianzas para que el mercado quiera adoptar vivir en madera, ya que esta materialidad históricamente ha sido vinculada a la precariedad, las personas no tienen porqué saber que es posible desarrollar productos de ingeniería en madera capaces de igualar  o superar las propiedades resistentes del hormigón, acero y por supuesto del ladrillo, brindado soluciones de mayor eficiencia energética, acústica y frente al fuego. 

Como señalé, en Europa ya lo saben y están avanzando con madera y biomateriales, el material del siglo XXI. Nosotros vamos por este camino y debemos aportar con especificaciones técnicas explícitas, certificadas y garantizadas, así lograremos.