“Estamos perdiendo tiempo al no zonificar nuestras fases correctamente”. Esta frase, repetida por líderes Lean Construction especialistas en Takt Planning, está dejando de sonar a exageración para convertirse en una llamada urgente a transformar la manera en que construimos en Latinoamérica.
¿Por qué? Porque la productividad no se pierde por falta de esfuerzo, sino por fallas estructurales en la planificación. Una de las más comunes: trabajar con *lotes grandes*, sin zonificación.
El enemigo silencioso: los lotes grandes.
Según la Ley de Little, mientras más grande sea el lote de trabajo, más tiempo tomará el flujo completo. En obras sin zonificación:
- Las fases se alargan innecesariamente
- Los oficios se estorban entre sí
- Los horarios se vuelven incontrolables
Esto genera equipos agotados, supervisores estresados y proyectos que colapsan en la recta final. No es falta de talento: es un sistema roto.
La clave: pensar en zonas, no en metros cuadrados.
Takt Planning, un sistema de producción con origen en la industria automotriz, propone una solución simple y poderosa: dividir inteligentemente la obra en zonas pequeñas, balanceadas y secuenciales. Esta técnica:
- Mejora el flujo de trabajo
- Aumenta la claridad para cada equipo
- Reduce retrasos e improvisación
Y lo mejor: no necesitas ser matemático. Existen herramientas como la calculadora de Takt, que permiten ajustar duración, número de zonas y tiempos por oficio sin complejidad.
Fórmula práctica para líderes de obra:
Duración total = (Vagones Takt + Zonas Takt - 1) × Takt Time
Pero no te asustes. La clave no es el cálculo, sino la mentalidad: planificar con intención para proteger a las personas y el flujo.
Un plan sin dolor es posible.
Las imágenes compartidas por Schroeder lo ilustran con crudeza: un proyecto sin zonificación obliga a los supervisores a “empujar el trabajo”, rompiendo la lógica y generando caos. En cambio, con una zonificación adecuada, los oficios se mueven como una orquesta bien afinada.
En palabras simples: “Si un plan lastima a las personas, no es un buen plan”.
En el corazón de la transformación.
Latinoamérica está lista para industrializar su forma de construir. Pero para lograrlo, necesitamos dejar atrás la costumbre de ejecutar por grandes frentes y abrazar una cultura de flujo, sincronía y respeto al tiempo de todos.
Zonificar no es un lujo técnico: es una necesidad ética. Cuando protegemos el flujo, protegemos a nuestras cuadrillas, nuestros cronogramas… y nuestra rentabilidad.
¿Y ahora qué?
- Empieza por mapear tus zonas.
- Discútelo con cada equipo.
- Usa herramientas visuales y simples.
- Entrena a tus equipos en el lenguaje del flujo.
Construir mejor no es cuestión de suerte. Es cuestión de decidir zonificar.
Construyamos algo mejor, juntos.
Zonifica o fracasa. Tú decides.