Cuando pensamos en aditivos para el hormigón, me viene a la mente una frase que escuché de un técnico mientras capacitaba a equipos del área comercial: “Véndele al cliente lo que necesita, no lo que dice que quiere”. Esa afirmación, aunque sencilla, encierra una verdad profunda. En la construcción, no se trata solo de cumplir con una receta, sino de comprender qué se espera del hormigón para que este cumpla con su función. ¿Qué necesitamos realmente del material? ¿Fluidez? ¿Rápida resistencia? ¿Durabilidad en ambientes agresivos?
Definir correctamente el desempeño esperado —ya sea en estado fresco o endurecido— es la base para tomar buenas decisiones. Los aditivos permiten ajustar el comportamiento del hormigón en ámbitos diversos, desde facilitar la colocación o avance—mediante mejoras en la docilidad o control de fraguado— hasta aumentar su rendimiento en servicio, con mayor resistencia, durabilidad o impermeabilidad.
Siempre he tenido la percepción de que la industria de los aditivos avanza más rápido que la del cemento o el hormigón. Cada año surgen nuevas soluciones que permiten desempeños impensados hace poco. Aquí, un breve recorrido por algunos mitos comunes en la construcción con hormigón en Chile que me he topado en los mas de 25 años que tengo de ejercicio profesional en el rubro.
Mito 1. El retardante aumenta significativamente la vida útil del hormigón fresco
El retardante, que hoy se incorporar en el aditivo base a todas las mezclas de planta, extiende en torno a un 20 % las 2 horas normativas de estado fresco para colocación, es decir en el mejor de los casos tendremos unos 20 minutos adicionales. Este margen sirve para transporte y demoras acotadas, pero no prolonga significativamente la vida útil del hormigón durante su colocación, pero si ayuda a mantener la docilidad, pero dentro de las 2 horas entre carga y descarga, considerando los tiempos comerciales comprometidos por las premezcladoras.
¿Y si se necesita más tiempo? Entonces se debe usar un controlador de hidratación, que detiene temporalmente la hidratación sin comprometer la resistencia. Según la National Ready Mixed Concrete Association, permite extender la trabajabilidad de 2 hasta más de 8 horas, según dosis y temperatura.
Mito 2. Hormigones de resistencia temprana llevan acelerante
Estos hormigones no usan acelerantes. La única excepción es el hormigón proyectado, donde el acelerante se aplica en el cabezal justo antes de proyectar, no al mixer. Los hormigones R3 o R7 logran su desempeño por una mayor cantidad de cemento. Por ejemplo, un G30 R3 puede alcanzar, a 28 días, una resistencia equivalente a un G45 R28 (tienen A/C similares); sin embargo, son hormigones más susceptibles a fisuración por calor de hidratación y presentan propiedades diferentes, como mayor rigidez y fragilidad, si los comparamos con el mismo grado a 28 dás. Su uso debe ser validado por el calculista.
Mito 3. El impermeabilizante hidrófugo aporta impermeabilidad a todos los hormigones
El aditivo hidrófugo tiene poco efecto en hormigones con alta dosis de cemento. El cemento ya contribuye suficientemente a la impermeabilidad. ¿Dónde sí aporta? En hormigones de baja resistencia y/o con dosis de cemento cercanas a 240 kg/m³ (mínimo normativo para durabilidad). En cambio, si se requiere enfrentar presión de agua o filtraciones intensas, se debe considerar un impermeabilizante por cristalización, que reacciona con los hidróxidos del cemento, generando productos insolubles que bloquean la porosidad interna del hormigón endurecido.
En síntesis, usar hormigón sin aditivos no solo es ineficiente, es improductivo. Si va a especificar, asegúrese de comunicar lo que realmente necesita. Y si va a combinar aditivos, no improvise: pruebe, valide y asesórese con expertos. El desempeño, ya sea en estado fresco o endurecido no se adivina, se diseña.