CIMALAT ha sabido posicionarse como un actor clave en la transformación industrial del proceso de obra gruesa. Con una planta de fabricación propia en Chile desde 2022, la empresa no solo produce encofrados monolíticos de aluminio, sino que además entrega un servicio integral que abarca desde el diseño hasta la instalación del sistema constructivo, permitiendo a sus clientes avanzar con certeza, rapidez y calidad en cada proyecto.
Un valor agregado más allá del producto
A diferencia de otros proveedores que limitan su oferta a la venta de moldajes, CIMALAT ha entendido que el verdadero valor está en la integración total del servicio. Esto significa que no solo entregan el moldaje, sino que también asesoran, instalan y acompañan al cliente durante todo el proceso constructivo. Esta propuesta ha sido posible gracias a una vasta experiencia como usuarios del sistema por más de 15 años, lo cual les permite comprender de primera mano los desafíos y oportunidades que ofrece esta tecnología. Para las constructoras, esto se traduce en certeza en los plazos y presupuestos, una curva de aprendizaje acelerada y la tranquilidad de contar con un socio técnico que actúa como parte del equipo en terreno.
Del ladrillo al hormigón: una transición eficiente
Uno de los cambios más significativos que CIMALAT ha impulsado en el mercado es el paso desde sistemas tradicionales como la albañilería hacia el uso del hormigón armado mediante moldaje monolítico de aluminio. Esta evolución no solo ha permitido alcanzar metas de hormigonado impensadas —como levantar dos viviendas o departamentos por día—, sino que también ha contribuido a una sustancial reducción de residuos, partidas constructivas, mano de obra y riesgos en obra.
El éxito de este modelo está ligado al acompañamiento temprano en la planificación del proyecto, donde se trabaja en conjunto con la constructora o inmobiliaria para estandarizar criterios y maximizar la eficiencia. Así, el sistema se adapta no solo a viviendas sociales, sino también a proyectos de alta gama, edificios comerciales y estructuras complejas.
Innovación desde la experiencia
CIMALAT no nació como una fábrica, sino como una evolución natural de una empresa constructora que, tras años de implementar y adaptar este sistema, decidió convertirse en proveedor integral. Esta historia les otorga una ventaja competitiva única: conocen con profundidad “el dolor” de sus clientes, y por ello ofrecen soluciones comprobadas, realistas y adaptables.
A lo largo de este proceso, han desarrollado lo que llaman un “trinomio de eficiencia” que potencia aún más los beneficios del sistema: hormigones más fluidos (grava 13 mm, cono 18), enfierraduras más esbeltas y una estructura constructiva pensada para facilitar el montaje. Esta tríada permite acabados superiores con menos reparaciones, acelerando aún más los tiempos de obra y reduciendo costos.
Casos de éxito que avalan el sistema
Un ejemplo emblemático del impacto de este modelo lo representa la alianza con Inmobiliaria Baker, la cual migró completamente desde la albañilería al hormigón armado industrializado con moldajes CIMALAT. ¿El resultado? Reducción del plazo de ejecución en más de un 50% y estandarización total de sus obras, lo que se ha traducido en una relación estratégica y de largo plazo con la empresa.
Este tipo de resultados demuestran que el sistema no solo es viable, sino altamente rentable, incluso para pequeños y medianos inversionistas que estén dispuestos a adoptar un enfoque más industrial en sus obras.
Un sistema con visión internacional
A pesar de estar enfocados actualmente en proyectos DS49, DS19 y obras privadas en Chile, CIMALAT visualiza un futuro con proyección regional. Su fábrica local permite no solo abastecer la demanda interna, sino también convertirse en un proveedor estratégico para países vecinos, apalancando los beneficios de los tratados de libre comercio y cubriendo una necesidad de industrialización evidente en el Cono Sur.
A nivel internacional, el uso del moldaje monolítico de aluminio está ampliamente probado en Asia y Norteamérica, donde se utiliza incluso en rascacielos, subterráneos y obras civiles. En ese contexto, Latinoamérica aún tiene un gran potencial de expansión, y CIMALAT se posiciona como una de las empresas mejor preparadas para liderar esta transición.
Recomendaciones para adoptar el sistema
Para las empresas que están evaluando dejar atrás métodos tradicionales, CIMALAT recomienda adoptar una visión integral del cambio. Esto implica alinear a toda la organización, desde la gerencia hasta los equipos en terreno, en un nuevo “chip” que valore la eficiencia, la estandarización y la mejora continua. Además, se sugiere trabajar en diseños arquitectónicos que consideren parámetros reutilizables, como alturas uniformes entre pisos, lo que aumenta significativamente la rotación de moldajes y disminuye la inversión inicial.
Un futuro que ya llegó
En un contexto donde muchas empresas buscan soluciones constructivas más livianas como la madera o prefabricados, el sistema de CIMALAT se mantiene firme como una alternativa competitiva, sobre todo en proyectos masivos de más de 100 unidades habitacionales. La velocidad, la robustez estructural, la durabilidad del sistema y su bajo mantenimiento hacen del moldaje monolítico de aluminio una herramienta clave para la construcción del futuro, una que ya está presente y operativa en nuestro país.
Con una combinación de experiencia, tecnología, acompañamiento técnico y visión de largo plazo, CIMALAT está redefiniendo la forma en que se construye en Chile y proyecta llevar esta revolución a toda la región. La industrialización ha dejado de ser una opción para convertirse en el camino más inteligente, eficiente y rentable hacia un nuevo estándar constructivo.