¿Cuánta gente que conoces, familiares o amigos, son capaces de describir lo que haces? ¿cuántos de ellos te recomendarían? ¿es fácil contactarte? Dejamos marca, todo deja marca, lo que dices o callas y lo que hagas o dejes de hacer. Independientemente de nuestro rol profesional, todos vendemos, en todo momento y en todo lugar, nuestra marca personal está activa siempre.
Marca Personal
En 1997, Tom Peters, escribió un artículo llamando “Una marca llamada tú”, dos años después lanzó el libro “The brand you 50” donde entregaba 50 recomendaciones para potenciar tú marca personal. Algunas de sus recomendaciones eran:
- Autenticidad: Ser tú mismo, sin copiar a otros ni pretender ser alguien que no eres. Construir la marca desde los valores y talentos personales reales. No necesitas disfrazarte ni seguir modas pasajeras. Tu mejor carta de presentación eres tú, con tus talentos únicos, tu historia y tu forma especial de ver el mundo. Ser auténtico no solo se nota: ¡se siente! Y eso crea conexiones reales.
- Visibilidad: No basta con ser bueno si nadie sabe lo que haces. Participa en proyectos desafiantes, muestra tus logros con orgullo (sin caer en la arrogancia) y comparte tu pasión. Haz ruido bueno: que tu nombre suene cuando haya algo importante que hacer.
- Propuesta única de valor: Definir qué te hace único y aportar consistentemente ese valor en cada oportunidad profesional.
- Relaciones: No se trata de coleccionar tarjetas de presentación. Construir una red poderosa es construir amistades, alianzas y colaboraciones reales. Ayuda, comparte, escucha.
- Innovación personal: El mundo cambia rápido y, tú también puedes hacerlo. Aprende nuevas habilidades, experimenta, atrévete a salir de tu zona de confort. Cada mejora que haces en ti mismo es como actualizar tu “versión”
- Pasión, actitud y energía: La pasión no se finge: se vive, se transmite, se respira. Trabaja con entusiasmo real, involúcrate de corazón en cada proyecto y en cada desafío.
Hace 5 años
¿Qué estabas haciendo un día como hoy, hace 5 años? Cada etapa de la vida tiene su complejidad. Pero ¿has avanzado en el desarrollo de tú marca?
Debemos ser leales a nosotros mismos, a un propósito y a nuestros valores si queremos ser influyentes y consecuentes con nuestros equipos, colegas y clientes.
¿Cuánto vales?
La respuesta es simple: Lo que el mercado esté dispuesto a pagarte
Según Marta Emerson, el valor de mercado se define de la siguiente forma: “(E+F+H+E)x(N+C)xM” donde:
- Experiencia: lo que eres capaz de demostrar.
- Formación: lo que has estudiado y aplicado. Espacio donde el conocimiento digital hoy tiene mucho valor.
- Habilidades blandas: tus competencias interpersonales para interactuar con otros.
- Ejecución: tú capacidad de hacer que las cosas pasen.
- Networking: red de contactos de valor, no tiene que ver con el volumen de contactos de LinkedIn, tiene más que ver con la cantidad de personas que tienes en el Whatsapp y que puedes contactar sin problemas.
- Circunstancias: momento de la vida personal o del entorno
- Mercado: industria, nicho o país en el que te mueves.
La Fórmula de Emerson nos desafía a:
- Diferenciarnos en un mercado competitivo.
- Atraer oportunidades que nos hagan sentido según nuestros valores.
- Buscar relaciones profesionales y personales más auténticas y duraderas.
- Incrementar nuestra influencia y liderazgo en una industria o sector.
Si en un proceso hay 100 candidatos parecidos, tu marca te hará único y permitirá que generes confianza antes de que te conozcan. Te posiciona a ti, no solo tu cargo y atraes oportunidades, más allá de salir a buscarlas. Es decir, la marca personal es tu “currículum vivo” en el mercado laboral. Si la trabajas bien, te vuelves más visible, más confiable, más valioso y más elegido. Y eso se traduce en mejores trabajos y mejores sueldos.
FIN
A veces es posible ver estrellas fugaces, pero si nunca miras al cielo, es difícil que logres verlas.
Cuando jugábamos videojuegos teníamos 3 vidas, aquí solo 1. De nada nos sirve solo aprender y no aplicar. La sabiduría viene de la práctica del conocimiento. Hay que dejarse transformar por el conocimiento.
Responsabilidad extrema, ninguna excusa es válida en las decisiones que tomas, la responsabilidad total es tuya. Deja de culpar a la suerte, al entorno o al pasado y asume que eres el protagonista.
Cuando no hay atajos, solo queda recorrer el camino con esfuerzo y determinación. Recuerda que el futuro no llega, el futuro se construye. Además, un trabajo es temporal, tu marca personal es para siempre, y lo que eres es tu activo de mayor valor.