Mujeres liderando el futuro tecnológico

Ser seleccionada entre las 84 candidatas al Premio Talgo representa para Lola Ortiz Sánchez un honor y una gran responsabilidad. Con una trayectoria marcada por el impulso de proyectos que integran innovación, sostenibilidad y transferencia tecnológica, Lola comparte su visión sobre cómo la presencia de mujeres en áreas estratégicas no solo inspira a niñas y jóvenes, sino que fortalece la competitividad y el impacto social de la innovación.

¿Qué significa para usted haber sido seleccionada entre las 84 candidatas al Premio Talgo?

Ser seleccionada entre las 84 candidatas al Premio Talgo representa para mí un inmenso honor y también una gran responsabilidad. 

Este reconocimiento simboliza no solo el esfuerzo y la perseverancia que he dedicado en cada paso de mi trayectoria profesional, sino también la confianza depositada en el potencial transformador que tiene el talento femenino en el ámbito tecnológico e industrial.

Desde el inicio de mi camino profesional, en todas las administraciones públicas en las que he estado trabajando, he estado profundamente comprometida con impulsar proyectos que combinen innovación, sostenibilidad y transferencia tecnológica real hacia el mercado. Haber llegado hasta aquí me confirma que avanzar con propósito, buscando soluciones que tengan un impacto tangible en la sociedad, es el camino correcto.

Este candidatura me inspira a seguir trabajando por acercar la tecnología a las personas, trasladando el conocimiento científico y técnico a soluciones aplicables que mejoren la vida cotidiana y que, a la vez, contribuyan a un modelo productivo más sostenible, eficiente e inclusivo. Ser parte de este grupo de mujeres excepcionales demuestra que estamos transformando el presente y sentando las bases del futuro.


¿Qué importancia tiene para las niñas y jóvenes ver a mujeres liderando proyectos en áreas como movilidad, energía o inteligencia artificial?

La presencia de mujeres liderando proyectos en sectores estratégicos como la movilidad, la energía o la inteligencia artificial es clave para el desarrollo de un ecosistema innovador más transversal y competitivo. Las niñas y jóvenes necesitan referentes reales que les demuestren que su talento tiene cabida en estos ámbitos, que su voz y su visión son valiosas, y que pueden aspirar no solo a participar, sino a liderar la transformación tecnológica del mundo.

Cuando una niña ve a una mujer al frente de un proyecto de impacto, comprende que ese camino también está abierto para ella. Esta visibilidad no solo inspira vocaciones STEM, sino que también impulsa el cambio cultural necesario para que más empresas y centros de investigación apuesten por el talento femenino.

Además, la diversidad de género en equipos de innovación contribuye directamente a la transferencia tecnológica efectiva, ya que promueve la creación de soluciones más inclusivas, adaptadas a las necesidades reales de toda la sociedad. Incluir diferentes perspectivas permite que el conocimiento no se quede en el laboratorio, sino que llegue al mercado como productos, servicios o procesos que respondan a los retos globales con mayor eficacia.


¿Qué mensaje le gustaría dejarle a la sociedad respecto al rol de la mujer en la construcción del futuro tecnológico y sostenible?

La construcción de un futuro tecnológico y sostenible no puede concebirse sin el talento femenino. La sociedad necesita impulsar entornos que favorezcan la participación y el liderazgo de las mujeres en todas las etapas del proceso innovador: desde la generación de conocimiento hasta su transferencia al mercado.

Incorporar la visión de las mujeres es una cuestión de eficiencia y competitividad. Las empresas y organizaciones que promueven la diversidad de género demuestran mayor capacidad de innovación y obtienen mejores resultados, precisamente porque integran miradas complementarias que enriquecen el diseño de soluciones tecnológicas.

Mi mensaje es claro: necesitamos apostar por un modelo donde la innovación tenga rostro femenino, donde las mujeres no solo formen parte de los equipos, sino que lideren el cambio hacia una economía basada en el conocimiento, la sostenibilidad y la cooperación. Solo así lograremos que la tecnología no sea un fin en sí misma, sino una herramienta al servicio del bienestar colectivo.