Durante muchos años, la gestión de emisiones de gases de efecto invernadero en la minería fue entendida como una obligación técnica, casi burocrática, confinada a las gerencias de energía, medio ambiente o sustentabilidad. Esos equipos se encargaban de calcular y reportar la huella, mientras el resto de la compañía, incluidas las áreas de supply chain, que continuaban operando bajo la misma lógica de siempre.
Pero esa dinámica está cambiado radicalmente. La carbono neutralidad ya no es solo un desafío de medición, sino que se ha convertido en una responsabilidad en la de toma de decisiones estratégicas. La pregunta fundamental que debemos hacernos hoy es: ¿Puede una minera gestionar sus emisiones sin cambiar su manera de comprar?
El área de Compras como punto crítico
En una industria caracterizada por su intensidad en el uso de energía (eléctrica y combustibles fósiles), transporte e insumos, el proceso de compras se está transformando en el punto crítico de cualquier estrategia climática efectiva. Ya no se trata únicamente de adquirir el insumo más económico o más rápido, sino de comprender y medir el impacto que cada contrato genera en la huella de carbono de la organización, un factor decisivo especialmente en el caso de productos o servicios de larga duración.
La razón es simple y contundente, en la mayoría de las operaciones mineras, el Alcance 3 (las emisiones indirectas generadas a lo largo de toda la cadena de suministro) representa más del 80% de las emisiones totales. Es por ello que cada licitación y cada elección de proveedor puede significar un avance o un retroceso en la ruta hacia la descarbonización. Analizar anticipadamente las ventanas para comprar (periodos entre vencimiento de contratos y nuevas licitaciones o renovaciones) es clave para preparar a los equipos internos para marcar una diferencia en la manera de comprar.
El nuevo Motor de la Gestión Climática
Ante esta realidad, el área de Abastecimiento ha dejado de ser un actor pasivo en la empresa para transformarse en un actor clave de la gestión climática. El desafío actual radica en incorporar de manera efectiva criterios de sostenibilidad, como la eficiencia energética, economía circular y bajas emisiones, en la adquisición de equipos, combustibles, servicios, insumos y repuestos.
Esto exige una transformación profunda de las capacidades internas. Es indispensable capacitar a los equipos de procurement y desarrollar herramientas que permitan estimar la huella de carbono de los insumos y servicios. Pero el cambio más significativo es el de la colaboración, donde las compañías deben trabajar en conjunto con sus proveedores para que estos reduzcan sus propias emisiones y las de los productos y servicios que suministran, y vean dicha reducción como una ventaja competitiva. De hecho, algunas empresas mineras ya están acompañando a sus proveedores estratégicos en planes piloto de descarbonización, entendiendo que esta meta solo es alcanzable de forma colectiva.
De la Huella estimada a la Huella gestionada
Esta presión por el cambio no es solo interna. Tanto en Chile como en Perú, Argentina y a nivel global, las cadenas de suministro enfrentan la exigencia de inversionistas y clientes que demandan trazabilidad y datos verificables. En este nuevo panorama, la información ESG (Ambiental, Social y de Gobernanza) verificable se ha convertido en un requisito fundamental para acceder a los mercados.
La automatización y la digitalización son claves para asegurar que las decisiones se tomen con evidencia. Este es el camino para trascender la huella de carbono que solo es "estimada" para fines de reporte, y pasar a una huella que sea gestionada, con información detallada, trazable y verificable.
A pesar de que la reportabilidad es esencial para construir una cultura interna orientada al carbono y fortalecer la confianza externa, persisten brechas importantes que deben cerrarse urgentemente. Todavía se observan sistemas desconectados, información dispersa, procesos manuales y una falta generalizada de herramientas digitales. Mientras muchas operaciones sigan sin cuantificar correctamente su Alcance 3 o sin conocer la huella de sus proveedores, las metas climáticas continuarán dependiendo más del voluntarismo de los equipos humanos que de una gestión rigurosa y real.
Al final del día, la pregunta de fondo que se plantea la industria minera no es solo cómo reducir las emisiones con las compras, sino cómo avanzar en reducir a través del diseño de sus procesos de Abastecimiento. Gestionar el carbono es, en esencia, gestionar decisiones estratégicas, y pocas son tan determinantes como la elección, hecha con criterio, información y visión de futuro, de los socios de la cadena de suministro.

