En distintos artículos hemos comentado la importancia de avanzar en la digitalización de la prevención de riesgos. Sus beneficios son evidentes: desde evitar accidentes, hasta mejorar la productividad, aportar a la competitividad y fortalecer la gestión en múltiples dimensiones.
Sin embargo, la tecnología por sí sola no resuelve los desafíos de la seguridad laboral. Toda organización necesita una base sólida para proteger a sus trabajadores y asegurar la continuidad del negocio. Esa base es una estrategia en gestión de riesgos, que se materializa en un plan con líneas de trabajo claras: evaluar riesgos, seleccionar los más críticos, definir controles efectivos, asignar responsables y articular todo dentro de un sistema de gestión coherente.
- Evaluación de riesgos: el primer paso para anticiparse a los accidentes
En la construcción, las condiciones cambian a diario, desde una excavación hasta el montaje de una estructura en altura, por lo que las evaluaciones de riesgos son esenciales para identificar peligros antes de que se materialicen. Una buena evaluación considera factores técnicos, humanos y ambientales: la resistencia del andamio, el cansancio de un operador de grúa, o la exposición a condiciones climáticas adversas.
La digitalización potencia este proceso al permitir registrar en terreno cada condición insegura, centralizar información, generar alertas, asignar tareas y facilitar el seguimiento en tiempo real. Ya no es necesario esperar un informe atrasado: el sistema muestra de inmediato dónde están los riesgos y cómo se gestionan.
- Seleccionar los riesgos críticos: enfocarse donde más duele
No todos los riesgos tienen la misma relevancia. Mantener el orden en la obra es importante, pero no se compara con el riesgo de caídas desde altura o de atrapamientos en maquinaria pesada.
La clave es jerarquizar los riesgos según probabilidad e impacto. Así se concentran los recursos en los riesgos más críticos.
La digitalización facilita esta priorización con matrices de riesgo, dashboards interactivos y alertas con tiempos diferenciados, lo que asegura un seguimiento ágil y focalizado.
- Definir controles: qué hacer para evitar accidentes
Una vez detectados y priorizados los riesgos, el siguiente paso es definir controles concretos:
- Ingeniería: barandas en bordes de losas.
- Administrativos: permisos de trabajo en caliente.
- Protección personal: uso obligatorio de arnés en altura.
Ejemplo: si el mayor riesgo está en trabajos en andamios, no basta con entregar cascos o arneses. El control debe incluir revisión diaria del andamio, registro digital de inspecciones y medidas definidas. Al integrar todo en una plataforma digital, la gestión se vuelve más ordenada y eficiente.
- Diferenciar entre riesgos legales y riesgos operacionales
En prevención, muchas veces se confunde cumplir la normativa con gestionar los riesgos reales. Cumplir la ley asegura un estándar mínimo de seguridad y evita sanciones, pero no garantiza la ausencia de accidentes. Hay empresas que cumplen todas las normativas y, aun así, sufren accidentes graves.
Es por esto que cada empresa debe implementar sistemas de gestión de riesgos, que vayan más allá del cumplimiento legal. Lo que implica gestionar el riesgo operacional, poniendo foco en acciones del día a día que pueden derivar en accidentes con daño a las personas, equipos, instalaciones, perdida de continuidad operacional, impacto en la comunidad y/o medio ambiente.
La estrategia de prevención ordena este dilema:
- Primero, garantizar el cumplimiento legal.
- Luego, reducir los riesgos operacionales.
La digitalización refuerza este enfoque, facilitando registros, administración documental y acceso en línea a la información clave.
En nuestra experiencia la digitalización en seguridad es un tremendo aporte a la prevención de riesgos, pero su verdadero impacto se logra solo cuando está sustentada en una estrategia clara y coherente con la cultura de cada empresa. Solo así se generan resultados tangibles: menos accidentes, más productividad y una gestión preventiva realmente eficaz.