Este mes se dieron a conocer dos grandes noticias para la minería nacional. Codelco indicó que su producción consolidada del 2024 llegó a 1,4 millones de toneladas, volviendo a experimentar un crecimiento luego de superar antiguos eventos operacionales, esto se tradujo en un Ebitda consolidado de US$5.439 millones, un 8% más que el año anterior.
Cochilco entregó la proyección de participación en el mercado del cobre, se espera que pasemos del 24% del 2024 a un 27% en 2034. El año 2027 superando los 6 millones de toneladas. Pero la amenaza del impacto del cambio de los aranceles por parte de USA, ha obligado a diversificar el destino de nuestro metal rojo. Codelco ya dio el primer paso acercando posiciones con India.
Pero el liderazgo en la producción mundial de cobre puede verse amenazado por un tema absolutamente contingente, la permisología. Desde AngloAmerican hicieron el llamado a que se necesita abordar con urgencia la eficiencia del modelo de permisos, por su parte en BHP indicaron que están listos para ejecutar un plan de inversiones de US$13 mil millones si es que se aprueban los permisos.
En CescoWeek se mencionó que la demanda de cobre será de un 70% más hacia el 2050, no solo se requiere de mayor infraestructura, sino que debemos mantener operativas nuestras actuales plantas. Cada nueva estructura; túnel, estanque o fundación operará en ambientes cada vez más complejos, el mantenimiento y la impermeabilización ya no son optativos.
La mayoría de las plantas se encuentran en el desierto más árido del mundo y la ausencia de lluvias o de escurrimientos de agua es el sello de este lugar del planeta. Al no estar permanentemente presente, tendemos a omitir los problemas de humedad en nuestros diseños, por lo que el sistema de impermeabilización no recibe la atención que requiere, pero cuando falla lo hace en grande.
El riesgo de no impermeabilizar adecuadamente se verá reflejado en la fase de operación, normalmente las fallas de este tipo demoran un tiempo es hacerse explícitas, y eso provoca que el activo ya esté en plena fase de producción, implicando que cualquier error provocado en la etapa de diseño o construcción se traduzca en una cifra muchísimo mayor de dinero, cuando es corregido en la etapa de operación.
La reparación siempre costará más que la prevención, ya que, a los costos de ingeniería le debemos sumar una construcción que se deberá adaptar a las siempre escasas ventanas de mantenimiento. Con la evidente pérdida de producción. Esto es, asumiendo que la falla no provocó consecuencias a las personas o al medio ambiente, lo que definitivamente escalaron los costos a otro nivel.
El diseño de reparación no sólo debe cumplir con los estándares definidos en normas de uso reconocido en la industria (ASTM, ACI, EN, NCh, AISC, GRI por nombrar las principales), sino que también debe preocuparse de la especificación de cada uno de los materiales, incluyendo la trazabilidad de la fabricación y el bodegaje, ya que en cualquiera de esas etapas se puede estar generando una nueva falla.
Es relevante destacar la importancia de un buen estudio de mecánica de suelos, debemos conocer adecuadamente la resistencia mecánica, composición química, permeabilidad in situ, presencia de napas freáticas o de algún otro tipo de escurrimiento subterráneo. Sin una base de conocimiento adecuada toda solución será tentativa, entregando nuestro futuro, a un incierto caso de ensayo y error.
La impermeabilización está en la base del mantenimiento y también representa el futuro, un avance fue la cumbre de geotecnia desarrollada en Antofagasta. El mensaje es claro, mayor trabajo multidisciplinario, diseños adaptados para cada tipo de estructura y transferencia permanente de conocimiento entre los actores de la industria minera.
No hay estructura que resista, cuando los problemas vienen desde bajo los cimientos.