INSEGURIDAD HÍDRICA: OPORTUNIDADES y desafíos de la desalinización
Lo primero que tenemos que entender como ciudadanos es que siempre tendremos una inseguridad en el abastecimiento de agua, este vital elemento
Como la pluviometría es un asunto probabilístico, no tenemos seguridad alguna de saber con cuánta agua podemos contar, y ya llevamos 15 años de sequía, y no hemos racionalizado el uso del agua, como si las reservas fueran inagotables.
Una alternativa que se discute es traer agua de cuencas abundantes, es decir, transportar agua de sur a norte. Primero están los resabios de los que tienen agua hoy, no quieren pasárselas a los vecinos de más al norte, y los tiempos para constituir servidumbres de paso con canales o acueductos son eternos. ¿Qué cuenca inagotable tenemos a disposición? Tenemos ese “mar que tranquilo nos baña”, y en promedio no está a más de 100km de distancia de la población. En este contexto de inseguridad hídrica y de poder contar con un recurso adicional, estable, y seguro, el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, a través del Comité Asesor Ministerial Científico para el Cambio Climático (C4), publicó el voluminoso informe “Desalinización: Oportunidades y Desafíos para abordar la Inseguridad Hídrica en Chile”, en respuesta a la solicitud formal del Ministerio de Medio Ambiente.
El informe destaca que “se individualizan 97 instalaciones y proyectos de impulsión de agua de mar y desalinización, de los cuales cinco se refieren a sistemas de impulsión de agua de mar para la minería (sin más información sobre desalinización). De los 92 restantes, hay 38 plantas operativas con una capacidad de desalinización total de 8,6 m3/s (10 de ellas asociadas a centrales termoeléctricas)”. También se detalla que “la capacidad proyectada a futuro asciende a 38,7 m3/s, cuadruplicando la capacidad de tratamiento actual”. Para dimensionar esta nueva capacidad proyectada hay que saber que el consumo de agua potable en todo Chile es de 41,5m3/s (DGA 2017).
La investigación aborda también los impactos asociados al vertimiento de efluentes, “como sales concentradas, que pueden generar, entre otros efectos, estrés osmótico en organismos tanto pelágicos como bentónicos, así como impactos negativos en el funcionamiento y estructura de las comunidades y ecosistemas marinos costeros”.
El informe menciona, además, los desafíos en la consideración del uso de agua desalinizada como fuente de agua potable. “A pesar de la proliferación de la desalinización para obtener agua potable en las últimas décadas, son escasas las investigaciones que profundizan en cómo impacta en los hábitos y prácticas de uso y consumo de agua a nivel doméstico, o en la salud de los consumidores. Estas se han desarrollado principalmente en países del Medio Oriente y Australia, donde dependen principalmente de la desalinización de agua de mar para abastecimiento humano”. En Chile tenemos ciudades como Antofagasta y Mejillones que hace décadas dependen casi completamente de agua marina desalinizada y potabilizada, y con ello esa agua desalinizada vuelve al mar, cerrando el ciclo. El tema de la desalación y la reintegración del concentrado (mal llamado salmuera) genera serios problemas emocionales, por los posibles impactos negativos. Para racionalizar la discusión hay que saber que todas las lluvias y la nieve provienen de la desalinización térmica natural que genera el sol sobre el mar, y que sus sales quedan en el océano. Con la tecnología de osmosis inversa que se aplica hoy, con objeto de utilizar muchísimo menos energía que en las antiguas plantas de desalación térmica, de 2 litros de agua de mar que se utilizan, un litro queda completamente desalado, y en el otro litro se concentran las sales naturales, es decir, la salinidad en el concentrado es de 70 g/lt, y con ello sólo el doble de la que tiene el agua de mar (35 g/lt), y por lo tanto está muy lejos de ser una “salmuera” como la del salar de Atacama con 300 g/lt.
Con ello, los posibles 38,7 m3/s de concentrados que se devolverán al mar en el futuro, se deben comparar con los 7.000 m3/s de “agua destilada” que entran a los océanos por el lamentable derretimiento de los hielos antárticos debido al Cambio Climático Antropogénico: ¿Quién defiende los peces de la sal que necesitan?
El mayor desafío es la terrible “permisología” que demora en la práctica unos cinco años, ya que, con hacer una correcta dilución del concentrado mediante difusores, tenemos la gran oportunidad de independizar la población centro-norte de la inseguridad hídrica que siempre tendremos. Leer más