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“LAS AUTORIDADES POLÍTICAS EN CHILE NO SE HAN TOMADO CON seriedad la necesidad de promover el fomento a la forestación”

La industria de la construcción consume un tercio de la energía producida y emite el 39% de los gases de efecto invernadero (GEI) a nivel mundial, por actividades como fabricación de materiales y construcción.

Evidencias científicas respaldan que construir en madera mejoraría estas cifras.

El análisis del ciclo de vida, que permite visibilizar los impactos ambientales, las mediciones de capturas y las emisiones de carbono, está en pleno desarrollo e implementación en Chile; ya que cuanto antes se requiere aumentar la participación de la madera en la construcción (actualmente es cercana al 20%), con lo que se podría conseguir mayores beneficios ambientales y socioculturales.

Para acercarnos a este propósito, tomemos como ejemplo el CLT, la madera contralaminada, que nos está brindando la oportunidad de competir con el acero y hormigón. En Chile ya operan un par de fábricas grandes, cumpliendo con la calidad exigida a estándares internacionales, y además es una tecnología extremadamente simple. Los tablones de madera, de aproximadamente 2,5 cm de grosor están pegados en capas de tres: la capa intermedia perpendicular a las demás, que le da a la madera fuerza para, al igual que hacen las vigas laminadas cubriendo grandes luces, dejar superficies útiles al descubierto, con garantías estructurales tanto horizontal como verticalmente sin deformarse; pudiendo cumplir funciones similares al acero o al hormigón armado, pero con cinco veces menos huella de carbono. Esto no solo le da al arquitecto más opciones, sino que también colabora con el planeta.

Rosemarie Garay-1

Pese a que algunos ya estamos plenamente convencidos de la eficacia de la madera, seguimos lidiando con quienes argumentan que las plantaciones son malas para los ecosistemas forestales, que absorben el agua, que no permite biodiversidad o que aumenta el riesgo de incendios forestales. En mi opinión, hay que poner en la balanza pros y contras del empleo del recurso forestal para la construcción y tomar decisiones como país, acercando visiones, mejorando las condiciones de operación a nivel forestal e industrial, pero sobre todo profundizando en las causas de la insuficiente disponibilidad de madera reportada por el Instituto Forestal de Chile (INFOR) hacia el 2030-2040.

Amenazas al futuro de la industria

Esto afectará también a la industria de tableros y productos de ingeniería en madera, los que podrían ir a la baja sin mediar políticas públicas y condiciones de fomento para aumentar la masa boscosa con plantaciones y manejo forestal sustentable del bosque nativo, casi desaparecido en producción, pero que ha aumentado su superficie en las últimas décadas y que sabemos puede ser clave.

Entre los factores a considerar están los mecanismos de generación de recursos,

definiendo regulaciones como lo hacen en Finlandia, donde establecen restricciones a los tamaños de los predios forestados, y así, han desarrollado una potencia mundial de pequeños productores de madera. Es por eso que Chile requiere, de forma urgente, la adopción de estándares más altos en la construcción en madera, a cualquier altura, ocupándose del desabastecimiento de materia prima de las pymes y de su desarrollo en digitalización y tecnológica, así como de la adopción estricta de la normativa obligatoria de eficiencia energética y preservación, qué está lejos de cumplirse.

Estos escenarios ya fueron analizados por el Consejo de Política Forestal, quienes pusieron en manos gubernamentales el Plan Estratégico 2015 a 2035, adelantándose a las necesidades al definir estrategias y metas. Casi a la mitad de ese período, advertimos que estamos en un punto crítico, en el cual la las autoridades políticas no se han tomado con la seriedad que se requiere el fomento a la forestación que Chile requiere.

Si de verdad creemos que la madera es el material de construcción del futuro, hay un compromiso adquirido de plantar al menos 200 mil hectáreas, esto como puntapié inicial para alcanzar el cero neto tras la adscripción a los Objetivos de desarrollo sostenible, si esto implica modificar las formas, hay que avanzar en definir cómo, pero hay que hacerlo. Leer más