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Las tecnologías no son entidades neutrales, son herramientas que utilizamos en sociedad, las cuales están mediadas por intereses y valores humanos.

¿Qué es Cenia?

El Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia) es una corporación privada, con financiamiento del concurso de centros basales de investigación, desarrollo y transferencia tecnológica proveniente de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, desde noviembre del año 2021.

¿Qué hacemos? Investigación, transferencia tecnológica y divulgación.

  1. Cenia realiza investigación científica de frontera en cinco áreas, incluyendo aprendizaje profundo y la intersección de la AI con la física y neurociencia. Cuenta con la Universidad de Chile, Pontificia Universidad Católica, Universidad Adolfo Ibáñez y Universidad Técnica Federico Santa María como fundadoras. Actualmente, Cenia cuenta con más de 40 investigadores asociados de 12 universidades del país, con un centenar de estudiantes de posgrado, habiendo publicado más de cien trabajos en dos años.
  2. Contamos con un equipo de transferencia tecnológica que trabaja de la mano con la industria y el Estado, aplicando el conocimiento producido para resolver problemáticas o generar nuevas aplicaciones.
  3. Finalmente, buscamos vincularnos con la sociedad a través de proyectos y experiencias que promuevan una reflexión informada sobre lo que es realmente la Inteligencia Artificial, con un foco especial en motivar la participación de mujeres en carreras STEM.

Desde nuestra área de vinculación con el medio nos hemos propuesto el desafío de dar a conocer el verdadero potencial de la inteligencia artificial y su aplicabilidad en todos los rubros. La IA ya no es solo una promesa futurista, es una realidad transformadora que está redefiniendo el panorama empresarial. El conocimiento y uso correcto de esta tecnología tiene la capacidad de transformar las organizaciones, independiente de su área de especialidad, logrando aumentar la competitividad, rentabilidad y optimización de procesos.

¿Qué importancia tiene la educación en ética de IA y datos para los futuros desarrolladores y científicos de datos?

La importancia de la educación en ética de IA y datos para los futuros desarrolladores y científicos de datos es crucial por el papel que desempeñan en la integración y aplicación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial. En un mundo cada vez más gobernado por la tecnología, que influye significativamente en nuestros procesos sociales, políticos y económicos, es esencial contar con directrices de trabajo responsable, así como protocolos de gobernanza de datos y análisis de riesgos. Esto es fundamental no sólo para desarrollar tecnologías con un impacto social positivo, sino también para fomentar la innovación dentro de un marco regulatorio global. Además, enfatiza la transferencia tecnológica como un puente entre la teoría y la práctica, asegurando que los avances tecnológicos se utilicen de manera ética y efectiva para mejorar nuestras sociedades.

¿Qué recomendaciones daría a las instituciones educativas para integrar mejor estos temas en sus programas?

Para las instituciones educativas interesadas en integrar la ética de IA y datos en sus programas, se recomienda incorporar cursos de ética aplicada en sus planes de estudio, además de establecer instancias transversales para la discusión ética. En los cursos introductorios de programación, por ejemplo, se podría discutir las implicancias éticas de decisiones clave como la formulación de problemas, la identificación de variables críticas, y la selección de bases de datos representativas para prevenir la discriminación. El enfoque debe centrarse en la ética aplicada específicamente a la IA y la ciencia de datos, ya que esto facilita la integración de razonamientos y argumentos morales con las habilidades de pensamiento crítico y toma de decisiones en contextos profesionales reales. Esto no solo fomenta una comprensión más profunda de las implicancias éticas de la tecnología en los estudiantes, sino que también prepara a los futuros profesionales para enfrentar y manejar de manera responsable los desafíos éticos que puedan surgir en sus carreras.

¿Cómo ve el futuro de la inteligencia artificial en términos de equidad y justicia? ¿Hay tendencias o desarrollos positivos que la hagan sentir optimista?

Soy optimista sobre el futuro de la inteligencia artificial en términos de equidad y justicia. Aunque el desarrollo tecnológico puede ser usado tanto para el bien como para el mal, no creo que la tecnología sea un peligro inherente para la sociedad. Ya hemos presenciado avances significativos en el manejo de sesgos y en la integración de protocolos de revisión ética en grandes universidades y compañías, como Stanford y Microsoft.

Estas mejoras no se ven como un obstáculo para la innovación, sino más bien como un aliado metodológico para forjar un futuro mejor. Creo que con la tecnología evolucionamos conjuntamente para encontrar soluciones más adecuadas a nuestras formas de vida, y es crucial aprovechar estas oportunidades para establecer acuerdos y procesos que permitan el uso de la tecnología para avanzar en nuestros desarrollos, especialmente en Latinoamérica. Estos avances nos hacen ver la IA no solo como una herramienta técnica, sino también como un facilitador de justicia social y equidad a largo plazo.

¿Qué la inspiró a escribir "Los sesgos del algoritmo" y cuál es el mensaje principal que desea transmitir a los lectores?

Mi inspiración para escribir "Los sesgos del algoritmo" provino de mi propia experiencia y del deseo de resaltar el papel de las narrativas personales en la ciencia. Este ensayo busca provocar una reflexión sobre la inequidad inherente a los algoritmos y cómo estos afectan especialmente a diversas minorías.

El mensaje principal que deseo transmitir es la necesidad de reconocer que las tecnologías no son entidades neutrales, son herramientas que utilizamos en sociedad, las cuales están mediadas por intereses y valores humanos. A través de una perspectiva sociotécnica, enfatizó la importancia de cuestionar nuestra comprensión de la tecnología y recalcar la necesidad de reconectar con nuestra humanidad —con nuestras emociones, contextos, necesidades y vulnerabilidades— para poder diseñar y utilizar sistemas de inteligencia artificial que sean verdaderamente inclusivos y justos. Esto nos permitirá enfrentar y rectificar las injusticias históricas que se reflejan en nuestras estructuras sociales e institucionales, y en los datos que alimentan los sesgos en los algoritmos.