No existe una bala de plata para resolver la baja productividad: es un problema multifactorial
El Instituto de la Construcción (IC), es una institución pública privada, que reúne al estado, los gremios, y la academia. Nuestros socios son el ministerio de la Vivienda, el ministerio de Obras Públicas, la Cámara Chilena de la Construcción, el Colegio de Ingenieros, el Colegio de Arquitectos, el Colegio de Constructores Civiles, la Asociación de oficinas de arquitectura, la Universidad de Chile, la Universidad Católica de Chile, entre otros. Es una mesa donde se reúnen los diferentes actores que participan en el sector de la construcción, donde se pueden discutir todos los temas en un ámbito técnico, bajo una mirada que no es político partidista.
Es en su composición donde se radica su fortaleza, ya que incluye miradas desde diferentes puntos de vista, lo que enriquece la conversación. Si bien no siempre puede haber acuerdos, conocer los consensos y disensos que se producen permiten desarrollar alternativas, que pueden ayudar a la toma de decisiones, especialmente de nuestras autoridades. Ejemplo de esto es la contribución que hizo el IC en la actual normativa térmica, que nació de una proposición del instituto discutida técnicamente con los diferentes actores del área. O las normas técnicas post terremoto que se tradujeron en modificaciones a las exigencias estructurales, para las nuevas construcciones.
Un radiografía al momento actual de la construcción
Históricamente el mercado de la construcción ha amplificado los ciclos económicos, produciendo altos y bajos, periodos de bonanza y periodos de mucha dificultad. Lo que ocurre en nuestro sector hoy en día no es una excepción a esto.
La economía chilena está pasando un periodo complejo, con prácticamente nulo crecimiento o incluso decrecimiento si analizamos el PIB per cápita, por lo que no es de extrañar que observemos un panorama bastante desalentador en el rubro de la construcción.
Primero el estallido social, luego la pandemia y posteriormente un proceso inflacionario, que afectó fuertemente a los materiales de construcción, son parte de la explicación, del mal periodo por el que atraviesa nuestro rubro. Pero la crisis que atravesamos, no sólo se explica por esto, si no también por una serie de otros factores que me gustaría analizar.
La productividad de la construcción en Chile es una de las más bajas, si la comparamos con países OCDE, y no solo eso, además ha ido cayendo en los últimos años. Hace poco me toco ver un estudio presentado en CCHC donde se indicaba que en Chile se producen en promedio 0.17m2/HD, mientras que el promedio OCDE llega a 0.26m2/HD, es decir la productividad en países desarrollados es hasta un 50% mayor que la de Chile. ¿A qué se debe esto? ¿Qué podemos hacer al respecto?
No existe una bala de plata y el problema es multifactorial, por lo mismo no es de fácil solución, pero partamos por alguno de los problemas que afectan nuestra productividad.
“Permisología”
Qué duda cabe que debe existir un sistema que controle lo que se construye, que se verifique el cumplimiento normativo y estándares mínimos. Creo que nadie está por abolir las revisiones de las direcciones de obras o el sistema de impacto ambiental SEIA. Pero el sistema actual deja mucho que desear, los plazos requeridos son muy extensos e implican altos costos en tanto por intereses, como la inmovilización de capitales por largos periodos, lo que desincentiva la inversión.
Se debe simplificar la tramitación, y para esto es fundamental revisar quien debe revisar, que debe revisar y cuando debe hacerlo y quién es el responsable por esto, esto dado que algunas revisiones se superponen obligándose a una doble revisión. El ejemplo más claro de esto es la interferencia entre la ley de municipalidades y la ley general de urbanismo y construcción. Que obliga a una doble revisión entre directores de obra y revisores independientes de arquitectura. A mi juicio debiera ser claro que el DOM solo debiese revisar la norma urbanística y no los detalles de un proyecto.
Otro ejemplo de esto, son los extensos plazos a los que son sometidos los proyectos en el caso de que se encuentren restos arqueológicos, que duda cabe que nos debemos al resguardo patrimonial, pero evidentemente debemos mejorar los procedimientos, no puede ser que la aparición de posibles restos arqueológicos paralice obras de vital importancia como metro u hospitales por años, para que luego se determine que los restos encontrados son basura arqueológica que no presenta valor patrimonial.
Certeza jurídica para promover la inversión
Aún más importante que los plazos es tener certeza jurídica, saber que, si se actúa de buena fe y se obtiene un permiso de construcción, este permiso va a tener validez, independiente que pudiese cambiar la normativa. Obviamente se debe resguardar a los vecinos y a la comunidad y si alguien ve sobrepasado sus derechos tiene que tener la posibilidad de reclamar. Sin embargo, en la práctica hoy en día ante el reclamo de cualquier persona, con o sin razón, se paralizan proyectos con un altísimo costo para sus desarrolladores, sin que esto implique costo alguno para el reclamante. Existe la ley de publicidad de los permisos para resguardar esto, pero no se usa, hay que entender el porqué, y ver si es necesario modificarla.
Una de las mayores fuentes de conflicto indudablemente es la falta u obsolescencia de la normativa urbana, no se puede construir cualquier cosa en cualquier parte, para regular esto existen los planes reguladores, sin embargo, muchas comunas, sencillamente no cuentan con este instrumento de planificación territorial, o se encuentran desactualizados. Muchas veces tampoco se contempla en estos instrumentos un análisis de zonas de riesgos, tales como zonas inundables o de riesgo volcánico, entre otras. O el correcto resguardo de zonas de interés ecológico como son los humedales urbanos.
Mano de obra calificada y tecnología
Una de las razones más claras de la baja productividad del sector, radica en la mano de obra, la que se caracteriza por ser poco calificada, y normalmente no certificada. La alta rotación de esta entre las empresas, sumado a la falta de organismos certificadores reconocidos, dificultan la capacitación, certificación y especialización de los trabajadores. Lo que, sumado a un paulatino envejecimiento de nuestra fuerza laboral, debido al poco interés que presenta nuestro sector, para la incorporación de jóvenes a la fuerza de trabajo, son una explicación del por qué nuestra productividad tiene tendencia a la baja.
La incorporación de nuevas tecnologías y digitalización en la construcción ha sido lenta, ejemplo de esto, es que hace años, que nuestro instituto ha promovido, entre otras iniciativas en este sentido, DOM en línea. Herramienta para la digitalización de la tramitación de permisos de construcción, sin embargo, aún existe un importante número de municipalidades que no cuentan con este tipo de servicios. Los que además debieran utilizarse para transparentar los reales plazos y necesidades existentes de manera de direccionar los recursos en forma efectiva.
Los sistemas constructivos utilizados mayoritariamente en Chile, siguen siendo los mismos que hace 30 años, la industria de la prefabricación, ha tenido una penetración de mercado relativamente baja, entre otras razones por falta de normativa al respecto que la viabilice.
Mirando al futuro
El IC, ha participado activamente en temas de economía circular, otro tema donde queda aún mucho por hacer, tema en que aún se presenta desconocimiento entre los profesionales del área, donde falta capacitación. Pero también se debe buscar la forma de reutilizar materiales de construcción, ejemplo de esto son las normas de utilización de áridos reciclados en hormigones.
La ingeniería estructural chilena es reconocida a nivel mundial por su alto estándar especialmente en lo referente a resistencia sísmica de nuestras estructuras, sin embargo, el calentamiento global es un nuevo desafío para la resiliencia de nuestras construcciones. Ejemplo de esto son las construcciones que se vieron afectadas por lluvias, aluviones y socavones durante los eventos de lluvia ocurridos durante este invierno, especialmente en la región del Maule. De más está decir que la mantención de las obras viales, colectores de aguas lluvias y alcantarillado son esenciales en este aspecto.
Los permisos de edificación están en mínimos históricos, presentando los menores valores desde que se tiene registro, y por otro lado el déficit habitacional sigue creciendo a pesar de los esfuerzos. El gobierno indudablemente ha hecho un gran esfuerzo a través de su programa de emergencia habitacional, para disminuir el déficit, sin embargo, sobre todo en segmentos medios de la población a los cuales se les ha dificultado el acceso a crédito, son los que más han sufrido y donde se ve un aumento en las dificultades para acceder a vivienda.
Con este panorama es indudable que los desafíos para la industria y para el instituto de la construcción son muchos y son muchas las áreas donde la visión técnica y transversal de los actores del instituto puede y debe ser un aporte.
Como instituto hemos decidido enfocarnos en temas de productividad, sostenibilidad y calidad. Esto es muy amplio y de hecho la mayor parte de la problemática aquí enunciada puede clasificarse dentro de estos tres grandes temas, por lo que el desafío no es menor. Leer más