Recién titulados no conocen los fundamentos básicos de trabajar con hormigón
Según información del ministerio de Educación (MINEDUC), en nuestro país quienes se titulan de carreras de ingeniería, manufactura y construcción, ganan en promedio más del doble que los trabajadores con educación media, y esto es un incentivo para que estas carreras sean las preferidas por estudiantes y familias. Pero, ¿se están formando profesionales que cumplan las expectativas de la industria?, ¿las escuelas de ingeniería chilenas están conectadas a las necesidades de los nuevos tiempos?
En teoría las escuelas de ingeniería y/o construcción recogen las necesidades de la industria para implementarlas en sus planes de estudios, este proceso puede ser lento y no siempre se ajusta a los cambios tecnológicos de la construcción o herramientas disponibles.
Constantemente hay presiones fundamentadas en las realidades de los países desarrollados para reducir la duración de las carreras. La sociedad y en especial los jóvenes de las nuevas generaciones tienen expectativas de que el proceso formativo es un proceso mágico que no necesariamente requiere esfuerzo o dedicación. Ambos componentes, en suma, generan la expectativa de conseguir un título en corto tiempo y que no será necesario un esfuerzo mayor que el realizado en la educación media.
Así, afloran dos elementos; el primero tiene que ver con la duración de las carreras universitarias y las presiones para que sean cada vez más breves. Nos comparamos con países desarrollados, pero 1) ¿tenemos la misma calidad en educación preescolar, básica y media que países desarrollados?; y 2) ¿los estudiantes egresados de 4° medio ingresan a la educación superior con capacidades adecuadas de comprensión lectora y resolución de problemas matemáticos básicos? Creo que es evidente que hoy se presentan falencias en estas áreas que, de ser cubiertas en etapas escolares, efectivamente podríamos tener carreras superiores más cortas.
Otro elemento de interés es qué podemos hacer con estudiantes ya en la educación superior y surge una nueva pregunta: ¿qué tan conectados estamos desde la académica con los planes y programas de asignaturas? Es desconcertante ver cómo hay déficit en temáticas tales como industrialización, metodología BIM, inteligencia artificial, por mencionar algunas. Además, se mide la calidad de la educación superior en número de doctores y/o publicaciones académicas, pero siendo estos elementos vitales en las universidades, se deben valorar también la experiencia profesional y conocimiento de nuevas tecnologías.
Otro punto fundamental es considerar planes de estudios adaptados a los requerimientos técnicos de la construcción en 2023. En este punto quisiera exponer como ejemplo lo siguiente: de acuerdo con estadísticas del Instituto de Cemento y Hormigón de Chile (ICH), el 70% de materialidad de construcción de muros en nuestro país, es de hormigón. Con mucha preocupación se ve en varios de los programas de estudios de ingeniería reconocidos y acreditados, que se elimina o no se incluyen cursos de tecnología del hormigón, es decir, no se aborda de manera efectiva el estudio de requisitos de componentes del concreto, durabilidad y su especificación, procesos de construcción, controles y aceptación, entre otros temas relevantes.
Debo confesar que he planteado entre profesionales esta situación y hemos coincidido en que es un problema el que los recién titulados no conozcan los fundamentos básicos de trabajar con hormigón, considerando además que este material es el más usado en el mundo después del agua. Tristemente tampoco se ha considerado una actualización del curso, como podría ser incorporar industrialización o durabilidad, tópicos que contribuyen a indicadores de productividad y sustentabilidad, conceptos fundamentales en la construcción del futuro.
Para algunos de nosotros es desconcertante que dentro de la formación general y básica de ingenieros que construirán y/o diseñarán nuestras estructuras para los próximos 50 años, no esté considerado el hormigón. Leer más