Resiliencia: Anticiparse, resistir, absorber, adaptarse y recuperarse
Nuestra experiencia como DICTUC en más de 10 años de investigación de incendios y 20 años como laboratorio e ingeniería contra incendios, es que en Chile existe un alto porcentaje de destrucción cuando una vivienda o edificio sufre un incendio, y mayoritariamente esta destrucción es total.
Esto, debido a que no existe en nuestra cultura una conciencia transversal de anticipación o prevención de riesgo de incendio u explosiones y debido también a factores económicos con foco en inversiones rentables de corto plazo. Nuestras normas y reglamentos tienen un foco principalmente conservador en resistencia estructural siempre asumiendo que un incendio se propaga y desarrolla completamente.
En materia de infraestructura resiliente, y respecto de lo que podríamos llamar “fuego interior”, es decir, originado al interior de una edificación, es un incendio que afecta normalmente al recinto o edificio siniestrado y rara vez generan una propagación masiva tal que pueda verse arriesgada la infraestructura del sector. El oportuno actuar de bomberos, la distancia física entre edificios industriales o las propias características constructivas de las viviendas (que por ley deben tener muros divisorios resistentes al fuego cuando son pareadas más otras exigencias de protección), suelen limitar el daño y los afectos a un cuadrante relativamente acotado. La situación es distinta para “fuego exterior”, es decir, originado fuera de la edificación como, por ejemplo, un incendio forestal. No existen normas ni exigencias asociadas a la construcción, dedicadas a prevenir o resistir un fuego exterior, además porque un incendio forestal es gobernado por una dinámica de propagación e intensidad diferente da un “fuego interior”.
Existen normas extranjeras que establecen pruebas para evaluar fuego exterior en fachada o techumbre y en el Laboratorio IPF de DICTUC tenemos implementados dos ensayos importantes para evaluar respuesta de materiales frente a fuego exterior:
1) incendio sobre cubiertas de techumbre con la norma ASTM E108 y
2) para evaluar ignición y propagación en elementos verticales con la norma ASTM E1321 con un equipo pionero en Latinoamérica conocido como “LIFT” (Lateral Ignition Flame and Spread Test, por sus siglas en inglés). La inversión en estos equipos nació con este foco de desarrollo, pero a la fecha no ha habido empuje ni público ni privado para su uso en beneficio del desarrollo y diseño de infraestructura resiliente para el riesgo de incendio forestal.
Por otro lado, los muros cortafuegos, cuando son bien diseñados e implementados, son efectivos. Esto aplicable tanto desde viviendas hasta recintos industriales o infraestructura crítica.
Los muros cortafuegos son, por definición, “un elemento divisorio muy resistente al fuego, construido con materiales capaces de resistir la acción de un incendio por largo tiempo” (NCh933.Of97). La OGUC exige muros cortafuegos sólo para ciertos contextos específicos como lo son:
- Sanatorios y hospitales.
- Teatros y otros locales de reuniones.
- Centros de reparación automotor o a estación de servicio automotor.
- Caballerizas y establos.
- Salas de caldera en edificios con sistema de calefacción central y agua caliente.
La mínima resistencia al fuego, por ley, es de 120 minutos (F-120, NCh935/1.Of97).
Lo anterior corresponde a la exigencia mínima, pero siempre se debe evaluar con miras a la real seguridad de una instalación para el riesgo real de incendio a la que esté expuesta.
En caso de actividades no normadas por la OGUC, todas las medidas de protección contra incendio deberían ser evaluadas en relación a una evaluación previa de riesgo incendio o explosiones, para detectar cuáles son los peligros y cómo deben actuar las protecciones. Leer más